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sábado, 6 de junio de 2015

Los tres hijos de la pareja detenida se criaron en el barrio más deprimido de Jaén

La barriada de Jaén donde reside el padre de los niños.Los niños a los que sacaron del 'gueto'

  • Los tres hijos de la pareja detenida se criaron en el barrio más deprimido de Jaén


Al subir por la carretera que lleva al lujoso y remozado Parador de Jaén, enclavado como nido de águila en el antiguo castillo amurallado que domina la ciudad desde un picacho, el visitante podrá ver, a su derecha, las casas apìñadas en la ladera del barrio de Antonio Díaz. Desde aquí la vista es admirable. Pero casi ningún forastero se adentra en el abismo social de sus callejones. La entrada en la calle Antonio Díaz es deprimente: el flamante centro social municipal que inauguró el alcalde hace unos quince años como punto de dinamización para recuperar al barrio más deprimido y marginal de Jaén es hoy un edificio reventado por los cuatro costados. Negro de fuego, destrozado, lleno de basura, como si le hubiera caído un misil.
Al fondo del callejón del poeta Miguel Hernández se alzan las ruinas de otra casa que hace unos años asaltaron las fuerzas especiales de la Policía para desarticular un refugio de traficantes de droga. En una de estas casas del barrio, habitado sobre todo por familias gitanas, vivían los hijos pequeños de Manuel M.M. antes de que los servicios sociales de la Junta de Andalucía les retirara la custodia a sus padres el pasado diciembre y los ingresara en el centro de acogida de menores San Juan de la Cruz, en el municipio jiennense de La Carolina.
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Un padre de familia rodeado de sus niños dice que no conoce al tal Manuel, detenido el martes por colaborar en la desaparición de sus tres hijos de 7, 5 y 3 años, pero que ha habido más casos de retirada de menores, como "tres niñas y dos niños que se llevaron a un centro de Granada". Nadie da su nombre ni conoce o quiere conocer al acusado de la desaparición.
El único que dice abiertamente que la familia vivía aquí es el histórico líder de la Asociación de Vecinos San Vicente de Paúl y Antonio Díaz, el jardinero municipal Rafael Requena. Cuenta que San Vicente de Paúl es un barrio de casitas humildes pero cuidadas donde convivían de siempre en buena armonía 'gitanos' y 'castellanos'; en cambio, en el adyacente barrio de Antonio Díaz todos o casi son gitanos.
Requena se duele de que la zona se ha ido arruinando por la desestructuración de sus vecinos y las idas y venidas de familias "de fuera" que vienen huyendo de conflictos en otras poblaciones y han buscado allí refugio con otros parientes o "dando la patada en la puerta". Antes, dice, en caso de conflicto él recurría al patriarca gitano, Juan 'el Coloradillo', que reprendía a los que se desmadraran; pero murió ese anciano y su hermano Manuel no quiso tomar el testigo. Ya no hay referentes.
Requena enseña como muestra del constante vandalismo las pintadas en los muros o el maltrato del mobiliario urbano. "Se llevaron los bancos de abajo. Y el otro día quisieron entrar en esa casa. Hay doscientas o trescientas casas, algunas con cuatro o cinco familias, y estás ocupadas treinta o cuarenta".
Pero un vecino de este 'gueto' que tampoco quiere dar su nombre dice, y sus ademanes amables lo corroboran, que "no es tan fiero el león como lo pintan" y que lo que sufre este barrio es "abandono". Mientras habla, vuelven a casa algunos niños del colegio Ruiz Jiménez, donde estaban escolarizados los tres niños que su familia 'secuestró' el martes del centro de acogida de La Carolina.

'¡Pero si te he visto tratándolos a patadas!'

En el mundo de abajo en el centro de Jaén, Manuel y la madre de los niños pasaron dos días acampados sobre un colchón frente a la Delegación de Políticas Sociales de la Junta para reclamar su devolución. El lunes por la mañana se concentraron en la puerta con otros cinco o seis allegados. Un hombre que los vio y que también pide anonimato dice que conoce a Manuel de vender ajos en Jaén y que a la madre de los niños la ha visto mendigando en la puerta de un supermercado. "Al verlo besando el cartel con las fotos de sus hijos, le dije, '¡pero si te he visto tratándolos a patadas! Es un tío agresivo".
El día siguiente, martes, el padre asistió en La Carolina a la visita programada con sus hijos. Recuerda Mari, dueña del quiosco junto al parque infantil de la Plaza de la Estación, que Manuel se le acercó junto a un trabajador del centro de acogida de la Junta preguntándole si había visto a tres niños. "Le dije, 'pero si los acabo de ver con usted allí'.Y me dijo, 'es que se me han perdido'". Mohammad Yaquod, dueño de un local de la plaza, cuenta que el padre fue primero solo a comprar chucherías y una botella de agua y al rato volvió preguntando por sus niños. El juez de La Carolina que le ha tomado declaración no ha creído su historia de que alguien se había llevado a los niños del parque en una distracción suya y lo ha enviado a prisión provisional sin fianza. Al salir del Juzgado, Manuel ha declarado a las cámaras que es inocente y que pregunten dónde están a la Junta de Andalucía.
Un rato después, justo al cumplirse 72 horas de la desaparición, salta la noticia de que han encontrado a los niños en una vivienda de Madrid y que han detenido a su madre y a su tía. En la puerta del centro de acogida, varias trabajadoras con cara desencajada de varios días de angustia (investigan si el centro cometió una negligencia) fuman un cigarro y respiran aliviadas. No quieren decir nada. Sólo una apunta, aludiendo a la mala vida con sus padres: "Si por algo los niños estaban aquí...".
 
 http://www.elmundo.es/andalucia/2015/06/06/5572a75946163f141e8b4573.html
 

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