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domingo, 3 de mayo de 2015

Electroestimulación y adelgazamiento La electroestimulación sólo sirve para adelgazar si se acompaña de ejercicio


La electroestimulación sólo sirve para adelgazar si se acompaña de ejercicio

A tu salud, La Razón
Desde alumbrar las calles hasta resucitar a los muertos, como se mostraba en películas como Frankestein, la electricidad ha encontrado numerosos campos de acción. El último de ellos es la estética. Los aparatos de electroestimulación o gimnasia pasiva se han convertido en una de las últimas novedades para adelgazar sin hacer ejercicio y con apenas esfuerzo. Pero, ¿son ciertos tales reclamos?
La electroestimulación muscular se comenzó a utilizar a mediados de los años 70 en Italia, para tratar a pacientes necesitados de rehabilitación. Según aseguran los especialistas, esta terapia logra buenos resultados con los músculos atrofiados que no se han ejercitado durante largos periodos de tiempo.
Cuando los fabricantes de aparatos se percataron de sus beneficios, comenzaron a promover su uso en el deporte de elite y la estética. Su eficacia radica en que las corrientes emitidas por sus electrodos excitan al nervio, a lo que las fibras musculares responden con una sacudida que, sumada a otras, causan la contracción del músculo.
Joan Rodríguez, consejero técnico de las empresas Compex y Winford, advierte que junto a los dispositivos de buena calidad existen otros que carecen de la Marca médica de la Unión Europea CE 93/42 y, sin embargo, se promocionan sirviéndose de promesas absurdas. «El problema es que venden para objetivos inapropiados a un público que desconoce su verdadera aplicación».
Calmar, rehabilitar y tonificar
Los aparatos tienen diferentes programas. Normalmente, se aplican para combatir el dolor, los problemas circulatorios, rehabilitar y tonificar. En estas actividades ofrecen buenos resultados, siendo frecuentes en las consultas de médicos y fisioterapeutas; pero es en su aplicación estética donde se los utiliza de forma incorrecta.
Rodríguez explica que el público paga por ellos precios elevados cuando «únicamente utiliza el programa de estética y, además, ignora que sólo aportan los beneficios pregonados en la publicidad si se utilizan de forma complementaria a un ejercicio físico y a una dieta adecuada».
Según Rodríguez, para gastar calorías hay que realizar ejercicios que impliquen a muchos grupos musculares, por lo que la electroestimulación no consigue estos efectos, ya que sólo se aplica a zonas determinadas que se desean tonificar. «La gente no sabe que cuando hace deporte, gana masa muscular, gana volumen, y el aumento conlleva un peso».
En la misma línea, Pilar Rodrigo, experta en Medicina Física y Estética del centro Teknon de Barcelona, explica que no son lo mismo grasa, peso y volumen. Al optar por esta terapia el usuario debe conocer estas diferencias y saber dónde y cómo quiere aplicarlo. «Ella no reduce peso sino talla», añade. «Cuando se trabaja conjuntamente, con ejercicio y electroestimulación, por cada kilo de grasa que se pierde, se forma un kilo de músculo, pero como la grasa pesa menos hay una reducción de volumen», especifica.
Es una vez tonificada la musculatura cuando empieza realmente el adelgazamiento. La doctora asegura que este tratamiento debe ser individualizado y asociarse a la dieta o termoterapia para surtir beneficios. De esta manera sí pueden ponerse a trabajar a pleno las zonas más reacias, como glúteos y biceps. «Su desarrollo es lo que más demanda la gente para conseguir una figura armónica, pero, al ser tan grandes, se trabajan otros que los rodean, siempre con mucho esfuerzo; en cambio, mediante electroestimulación se puede realizar con ellos un buen trabajo».
Rodrigo previene contra las contraindicaciones de estos aparatos: no pueden usarlos personas con marcapasos, embarazadas a nivel del abdomen y epilépticos. Es importante tener en cuenta, agrega, que pueden dañar fibras o atrofiarlas si no se utilizan bien. Con la electroestimulación no interviene una orden motora propia, por lo que no actúan los circuitos nerviosos, ni se entrenan ni mantienen. En casos extremos se dan alteraciones del esquema corporal, ya que no existe relación entre lo que llega al cerebro desde los receptores articulares o ligamentosos, y la interpretación y respuesta a esa información.
La actividad muscular ejercitada por este medio no hace uso de las vías metabólicas de obtención de energía, y las células musculares actúan de simples agentes pasivos de la contracción. El músculo sólo se contrae en una posición determinada y no se puede adaptar a la variedad de posiciones que se dan en la actividad física habitual.
Pese a todas estas salvedades, el «boom» de estos aparatos, cuyos precios que oscilan entre nueve y 1.200 euros, no cede. Y eso que, contrariamente a lo que se afirman algunos de sus vendedores, todavía no existen corrientes mágicas.
 
 http://www.seme.org/area_seme/actualidad_articulo.php?id=270
 

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