Yossi Loloi se ha hecho famoso con sus retratos alternativos del desnudo femenino.
A Yossi Loloi le llaman el artista de la diferencia. También el Botero de la fotografía. Las modelos que posan para él basculan entre los 150 y los 300 kilos de peso. Son dueñas de cuerpos exuberantes que rompen con los cánones de belleza establecidos. Pero la mirada de Loloi las hace lozanamente bellas, hermosamente diferentes. Y de paso brinda al espectador la oportunidad de admirar algo que rara vez ve… porque las mujeres de Yossi apenas dejan nada a la imaginación.
A los retratos de este italiano de 36 años se les puede colgar un sinfín de adjetivos: rompedores, femeninos, provocadores, descarnados, eróticos, poderosos… ¿obscenos?, pero sobre todo son una reflexión acerca de la discriminación de lo diferente y de la percepción social de lo perfecto. ¿O es que yo no puedo ser bella?, parece preguntar Jossie desde su montaña de curvas. Ella, una joven de Nueva Jersey con obesidad mórbida, posó para Loloi en un recatado desnudo sentada junto a la chimenea de un salón señorial. Era su primera vez, pero el fotógrafo logró crear el ambiente necesario para restar trascendencia al momento, rebajar el azoramiento de la muchacha y convertir el retrato en una pequeña obra de arte que transmite la timidez de Jossie, pero también su sosiego… y su inmensa sensualidad.
Algunas de las mujeres «capturadas» por el objetivo de Loloi han trabajado como modelos eróticas, pero la mayoría carecía de experiencia frente a las cámaras. «Por eso es tan importante dedicar tiempo a charlar con ellas antes de empezar a disparar», cuenta el artista. «Quitarse la ropa delante de una persona que acabas de conocer es un momento muy especial y ese regalo tiene que ser correspondido con el mayor de los respetos».
En casas y hoteles
Los retratos de Loloi se explican por sí mismos. Las mujeres son grandes, gordas y neumáticas como los personajes de Botero, pero el volumen de sus nalgas, lo exagerado de esos vientres pasan directamente a un segundo plano cuando cala la idea de que lo natural siempre es hermoso si se observa con una mirada limpia, desprovista de prejuicios.
Las modelos proceden de Estados Unidos y Europa. Fueron fotografiadas en hoteles y en sus propios hogares, aunque el autor (en este caso sí) prefiere dejar el escenario de los retratos a la libre imaginación del espectador. Aunque las primeras fotos las disparó hace ya seis años, sigue manteniendo una estrecha relación con muchas de las chicas. Ellas se sienten bien con sus kilos de más y están felices de la repercusión de las imágenes allí donde se exhiben.
-¿Buscó trasmitir erotismo en sus fotografías?
-Sinceramente, no. Nunca busqué la sexualidad o el erotismo, de hecho mi objetivo era fotografiarlas sin apenas expresión alguna, salvo contados casos donde sí fui buscando una mirada expresiva.
Las fotografías, que ya han recorrido medio mundo, forman parte de una campaña llamada «Full Beauty» (Belleza plena) con la que Loloi pretende hacer un elogio de la diferencia, «esa diferencia que a cada uno de nosotros nos hace especiales». El artista italiano huye del orden establecido, le gusta ir contracorriente, abrir un hueco en lo socialmente aceptado por el que introducir su mensaje de belleza subversiva.
También es verdad que le han acusado de fomentar hábitos insalubres relacionados con el consumo de grasas y la ingesta desmedida de calorías. «Si fuera médico… pero soy un artista. Me siento un artista que quiere mostrar una perspectiva diferente de las cosas. Mis fotos no promueven la obesidad sino la aceptación. Cuanta más gente reaccione acusándome de hacer lo primero, más trabajo tengo por delante para transmitir la idea de que somos hermosos porque somos diferentes».
Ese mensaje ya ha empezado a calar. Si no, no se comprendería que, de un tiempo a esta parte, un buen puñado de agencias haya apostado por modelos voluptuosas, lejos de los cuerpos huesudos y los rostros angulosos que estamos acostumbrados a ver en las revistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario