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martes, 25 de junio de 2013

SÍNDROME PAP: CUANDO LA MOTIVACIÓN NO EXISTE

SÍNDROME PAP: CUANDO LA MOTIVACIÓN NO EXISTE
Una mañana soleada en casa, el Sr. M., un buen nadador, se lanzó de cabeza a la piscina, había dado unas fuertes braceadas cuando se detuvo de repente. A un metro de la superficie empezó  a ahogarse, tal vez pensó que podría alcanzarla fácilmente; sin embargo, permaneció inmóvil.
Cuando su hija vio a su padre paralizado, no entendió porque no nadaba y se dejaba ahogar, corrió rápidamente y pudo sacarlo. Luego el Sr. M. refirió: no sé qué paso, simplemente ya no tuve más deseo de nadar. El caso de Sr. M. es un caso de manual para la Psiquiatría y la Psicología. Ésta es una de las patologías más insólitas del cerebro.  Se trata de un síndrome caracterizado por la falta de motivación (pasividad extrema), conducta indiferente, apática y poco espontánea, indiferencia afectiva y disminución de la expresión motora.
La perdida de motivación y espontaneidad (vacío mental) le impide a la persona realizar de forma voluntaria actividades de la vida diaria complejas (desorden motivacional), o cuando logran realizar algún tipo de actividad motora, su ejecución es estereotipada y, en ocasiones, adopta un carácter compulsivo severo (Laplane y cols., 1989).
Por ejemplo, un paciente con este síndrome puede sufrir quemaduras graves por contacto con una estufa caliente, debido a que carece de la voluntad de abandonar a pesar de experimentar dolor. 
Los pacientes  con PAP están totalmente conscientes de este cambio conductual y no sufren por ello, no se deprimen ni están ansiosos, simplemente no hacen planes ni proyectos. Dan una impresión de desinterés, no demuestran preocupación por su salud ni por la carga que representan para sus familias y cuidadores. Aunque pueden reconocer sus problemas al ser discutidos con el interlocutor, raramente toman la iniciativa para interesarse por su estado y no expresan planes para el futuro. Sus expresiones emocionales son breves y luego de expresarlas vuelven a sumirse en un estado de "mente en blanco" (Laplane, 1990).
Este trastorno fue descrito por primera vez por el neurólogo francés Dominique Laplane en el año 1982 como "síndrome de PAP” (pérdida de autoactivación psíquica). También conocida como  “acinesia psíquica pura” (APP), o “perdida del inicio o mantenimiento de la acción”.  El síndrome se cree que es debido a los daños a las áreas del ganglio basal o la corteza frontal, en concreto el cuerpo estriado y globo pálido, responsable de la motivación y las funciones ejecutivas. Las funciones cognitivas están relativamente preservadas.
Lo que diferencia al PAP de otro trastorno de la motivación, es que es reversible, la estimulación externa repetida y la interacción con otras personas consiguen que el individuo inicie algún tipo de actividad, no ocurriendo así con los síndromes apáticos o abúlicos puros, en donde la estimulación externa no da resultados.
También sus síntomas pueden diferenciarse de los de la depresión. Los síntomas depresivos indican existencia de tristeza o pensamientos negativos, mientras que los pacientes con PAP, afirman experimentar una ausencia total de pensamientos, positivos o negativos.
La persona que sufre esta enfermedad se ve repentinamente sin el impulso de actuar, es definitivamente incompetente para tomar decisiones aunque sean simples. Incluso si es sobre la vida y la muerte, permanecerá con apatía. Pudiendo resultar muy peligroso, puesto que podría incluso dejar de comer,  sentiría hambre y dolor, saberse al límite, y aun así no hacer nada para cambiar su estado.
Este fenómeno es definitivamente fascinante aun para el psiquiatra, así nos refiere Isabella Heuser, directora del hospital de Berlín. “Un profesor de química de 30 años, había perdido después de un golpe todo interés por trabajar, incluso para tener sexo no podía motivarse. El hombre sólo pasaba el tiempo sin hacer nada. Sin embargo no sentía el aburrimiento que puede suponer la inactividad. Un síntoma típico en estos casos.
Estos casos insólitos sin duda necesitan de una educación especial. La gente con el síndrome de PAP viven en un mundo estático, donde continuamente alguien tiene que recordarles que deben cepillarse los dientes, lavarse y peinarse. Ignoran las normales motivaciones morales y sociales que damos por hechas. No captan que su falta de acción pueda tener consecuencias significativas.
 

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