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sábado, 13 de octubre de 2012

Sexo, juergas y garrulismo a la española MTV presenta 'Gandía Shore', la versión española de 'Jersey Shore', uno de los 'docu-realities' más controvertidos y exitosos de la televisión estadounidense

Sexo, juergas y garrulismo a la española MTV presenta 'Gandía Shore', la versión española de 'Jersey Shore', uno de los 'docu-realities' más controvertidos y exitosos de la televisión estadounidense
 


Antes, para vivir bien, te decían que había que ser ministro. Ahora, con los marrones que asedian la política, la chavalada parece haber concluido que casi mejor buscarse el éxito, la fama y la pasta por la vía rápida de la televisión. Por muy efímera que resulte. Tampoco nos pongamos moralistas. Si el modelo Gran hermano ha proliferado es porque lo sostenemos con los índices de audiencia. La explosión del subgénero docu-reality (una evolución del reality show con los protagonistas integrados en una realidad cotidiana) ha encontrado su particular resonancia tanto con personajes famosos (véase El show de Alaska y Mario, de MTV) como anónimos (Granjero busca esposa o ¿Quién quiere casarse con mi hijo?, de Cuatro). Todos ellos elevados a la categoría de placeres culpables de culto.
 El aterrizaje de Gandía Shore, la versión patria del programa Jersey Shore (que se estrena con un capítulo doble este domingo en MTV), quiere ser la vuelta de tuerca definitiva que hermane (o granhermane) ambos conceptos: anónimos susceptibles de ejercer de superestrellas desde el minuto uno. A las pruebas nos remitimos: los italoamericanos de la versión original han batido récords de audiencia, popularidad e ingresos en su país. Y los de Geordie Shore, la adaptación británica, llevan camino de lo mismo. Para quien no esté familiarizado con el formato, podríamos resumirlo como una convivencia de un grupo de veinteañeros entregados a pasarlo bien con régimen abierto para juerguearse en discotecas y bares locales, compartir cama y jacuzzi y montarse broncas entre sí o con quien se tercie. Todo un ejercicio de garrulismo contemporáneo del que aún no tenemos constancia que se haya expresado Lipovetsky, pero con el que podría hacer maravillas en su próximo ensayo.
 Los protagonistas de Gandía Shore tanteaban su potencial estatus ayer por la mañana en la sala Macumba. No en una sesión de after hours de la archiconocida discoteca madrileña, sino en una presentación ad hoc con una improvisada playa ficticia, un chiringuito con cócteles (sin alcohol) y un escenario sobre el que los responsables de la productora, Magnolia, y la cadena, MTV, sacaban pecho ante el que quieren convertir en su producto estrella de la temporada. “Buscamos a un grupo de jóvenes a los que les gustara cultivar su físico, pasarlo bien y, sobre todo, disfrutar de sus veinte años”, resumía Laura Abril, directora editorial de MTV. “La premisa era que pasaran el mejor verano de su vida, con todo lo que les pasa a los jóvenes de esa edad: peleas, amores, desamores, más peleas, más amores”, completaba Raffaele Annecchino, responsable de MTV en España.
 Uno de los orígenes de las broncas, revelaba Annecchino, es el cuarto de baño. El único que hay en el chalé donde se reparten en dos habitaciones triples y dos dobles (una de éstas, apuntaba uno de los asistentes en la sombra, convertida en picadero oficial). En la casa se permitían visitas (léase ligues) del exterior. “Han hecho de todo, no se han cortado, han gozado en la cama y fuera de ella”, reclamaba el director del programa, Óscar Vega, que asumía que lo más explícito ha quedado en la sala de edición. Suya ha sido la labor de coordinar el esfuerzo de 80 personas desplazadas a Gandía a lo largo de un mes y recopilar más de 600 horas con más de 20 cámaras. Entre los highlights del programa se anuncia una bronca en un bar encabezada por una de las chicas. Ya en el original vimos cómo a Snooki (la chica más popular que ha dado este espacio televisivo) le asestaba un chico un puñetazo en una barra.
 No todo han sido juergas y reyertas, los protagonistas curraban un rato por las mañanas en un chiringuito de Gandía (hacían turnos, por respetar resacas). Estos veinteañeros, cuatro chicas y cuatro chicos, ellas envueltas en una apoteosis de extensiones y escueto estilismo, y ellos exhibiendo tatuajes y testosterona, se mantenían sobre el escenario del Macumba lo más calladitos posibles, pero se mostraban simpáticos y bastante bien adoctrinados al abrir la boca. “Yo soy impulsiva y nerviosa”. “Yo, un chulazo”. “Auténtica y con mucho carácter”. “The special one”. “La más cachonda del mundo”. “Me gusta mucho la fiesta”. “Me gustan las tarimas y soy la más fiestera”. “Soy un vividor de la vida y muy maniático”. Se presentaban brevemente uno a uno pasándose el micro antes de contonearse despreocupadamente al ritmo del Tacatá al final de la presentación y sacarse fotos con los presentes al más puro estilo Bustamante. Y presumían, como en Fuenteovejuna, que mientras les quieran sus madres les da igual lo que diga la gente. Ya están comprobando qué opiniones suscitan en Twitter, donde aglutinan, sin haber empezado el programa, 70.000 seguidores entre todos.
 Laura Abril, de MTV, insistió en que este programa “no pretende ser un referente para la juventud, sino un reflejo de un grupo dentro de esa franja”. Lejos quedan las protestas del alcalde de Gandía para que retiraran el nombre de la cabecera. Solo falta por ver si MTV España, que ha centrado su programación en el formato reality (Cita con mamá, MTV Tunning, Embarazada a los 16…) y ha subido gracias a ello su audiencia en un 30% en dos años, obtiene un éxito en la estela del programa madre y logra doblegarnos ante este placer culpable

http://elpais.com/elpais/2012/10/10/gente/1349898610_914145.html

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