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lunes, 1 de octubre de 2012

El litio está sujeto a control internacional. Pertenecen a la Lista IV, por lo que sólo pueden adquirirse bajo receta médica.

El litio está sujeto a control internacional. Pertenecen a la Lista IV, por lo que sólo pueden adquirirse bajo receta médica.
 
Creatividad y bipolaridad
A los 23 años, en 1833, trató de quitarse la vida. Siete años más tarde, vivió una de sus épocas más felices y creativas. En 1844, cayó de nuevo en la más profunda depresión. Cuatro años después, volvía a estar alto, es decir, en otra etapa de euforia. Y en 1854 trató de suicidarse otra vez tirándose al río Rin, aunque le rescataron. Entonces fue internado en un psiquiátrico donde murió dos años después de una inanición que él mismo se impuso. ¿Sabes de quién se trata? Del compositor Robert Schumann. Los altibajos de su vida describen muy bien la enfermedad maníaco-depresiva, más conocida como trastorno bipolar por el hecho de arrojar al individuo desde la genialidad hasta la apatía más absoluta.

Samuel Beckett, Scott Fitzgerald, Virginia Woolf, Ernest Hemingway y Lord Byron.
Todos ellos sufrieron un trastorno bipolar que a la Woolf y Hemingway les llevó al suicidio. Igual que a Kurt Cobain (vocalista de Nirvana), una de cuyas canciones más famosas lleva precisamente el título de "Lithium".
¿Más nombres? Edgar Allan Poe, Sylvia Plath, Vincent van Gogh, Cole Porter, Balzac, Isak Dinesen, Gustav Mahler, Haendel, Mary Shelley, Charly Parker, Holderlin, Gauguin, Rosseti, Jackson Pollock... Datos como estos han hecho pensar a muchos que la bipolaridad está asociada con la creatividad:
A finales del siglo pasado y principios de éste se hicieron una serie de estudios que demostraron que, efectivamente, era más frecuente entre artistas que entre la población general. Pero lo cierto es que, aún así, ni la mayoría de afectados por la enfermedad bipolar tiene la genialidad de Schumann o Pollack, ni todos los artistas tienen cambios bruscos de carácter y son bipolares. Lo único que se consigue al rodear esta patología de romanticismo y hacer generalizaciones es trivializar una enfermedad que provoca mucho sufrimiento y que en muchos casos acaba en suicidio.
El 60-80% de todos los adolescentes y adultos que cometen suicidio tiene una historia de enfermedad afectiva (tanto bipolar como depresión grave, también llamada unipolar). Y del total de pacientes con manía depresiva, el 15% se acaba quitando la vida (sin contar el número de intentos de suicidio fallidos). Algunos pacientes, sin embargo, según escribe el doctor Eduard Vieta, psiquiatra del Hospital Clínic de Barcelona aprovechan la enfermedad para desarrollar los matices de creatividad y liderazgo que comporta. Todo depende de la intensidad de la manía y de la depresión, los dos síntomas extremos de los pacientes. La depresión sumerge al paciente en la apatía absoluta y la manía puede volverle hiperactivo, insomne y, en ocasiones, tremendamente creativo. (7)

 El caso de Michael Crawford
Michael Crawford es un joven bipolar que ha decidido explicar abiertamente en internet su enfermedad (Michael Crawford's Story: http://www.bipolarworld.net/Stories/micraw.html). Estudió física y astronomía, pinta, escribe cuentos, compone música y trabaja como programador de Macintosh. Estas son algunas de sus consideraciones:
Yo paso mucho tiempo sin poderme quitar de la cabeza la idea del suicidio. Esto es algo que todos los maníaco depresivos experimentan. [...] Pero hay una ironía en esta enfermedad. A menudo somos creativos e inteligentes. Cuando me deprimo me aburre todo lo que hago. Nada es interesante. Da la sensación de que no está ocurriendo nada a mi alrededor y cualquier pequeño obstáculo se me hace infranqueable y me llena de desesperación. Hago esfuerzos por mantenerme ocupado, y cuando miro atrás y veo todas las cosas que yo mismo he hecho en otro momento no puedo creérmelo.
Pero existe una diferencia entre sentirse creativo y serlo. Cuando estoy con hipomanía (manía moderada) me vuelvo muy imaginativo. Durante uno de esos periodos, inventé un nuevo método para comprimir imágenes gráficas de ordenador, y permanecía despierto todas las noches diseñando maneras para hacer que los ficheros fuesen todavía más pequeños. Me quedaba en vela creando complicados programas como un loco. En cambio, cuando entro en estado de manía más aguda, empiezo a pensar en verso. Esta es una de las formas por las que sé que entro en la fase de manía. Cuando estoy normal soy incapaz de componer una poesía, pero cuando estoy alto puedo hablar durante mucho rato en rima.

Se calcula que cerca del 1% de la población mundial es bipolar, lo que significa por ejemplo que en España hay unas 400.000 personas que sufren esta enfermedad. "Tú debes conocer a un centenar de personas. Y estoy seguro de que una o un par de ellas son bipolares", dice Michael.
Muchos de estos enfermos con frecuencia, y algunos otros no tan a menudo, estamos divorciados de la realidad. Lo que la gente no acierta a entender es que la realidad no es algo que nos suceda, sino algo que nosotros construimos. Y para recuperarse de una enfermedad como la manía depresiva uno debe aprender a construirse una realidad mejor y a agarrarse a ella aunque la fuerza de los propios sentimientos te empuje a volcarla.
Respecto del litio, Micheal dice que prefiere no tomarlo por sus efectos secundarios:

Hay algunas medicinas que ayudan para la manía depresiva. La primera droga descubierta para prevenir la manía fue el litio, simples sales de litio, como carbonato de litio o citrato de litio. Mucho después, (en los 80's) vinieron los anticonvulsionantes -targetol y depakote. El litio me hace sentir mareado todo el tiempo. Por varios años preferí no tomar nada; hasta que me vino un episodio gave de manía. Desde entonces he tomado depakote.
Para las depresiones hay antidepresivos. Hay muchos de ellos. Yo he hestado tomando elavil, ludiomil, wellbutrin, paxil e imipramina. No es fácil encontrar un buen antidepresivo, algunos no funcionan para determinadas personas, algunos funcionan demasiado bien, llevándolo a uno al extremo opuesto de la manía. Para manías graves, y para los síntomas psicóticos de alucinaciones y paranoia, hay los antipsicóticos. Yo he tomado haldol, prolixin, stelazina y risperdal. Los antipsicóticos pueden tener muy malos efectos secundarios como sedación, temblores y calambres. He tenido contracciones tan fuertes con haldol que todos mis músculos se inmovilizaron y tuve que ser llevado fuera del cuarto y me inyectaron cogentin. El risperdal, en mi opinión, es una droga milagrosa - me paró un episodio maniaco en sólo pocos días, y no me causó contracciones o sedación. Sólo tuve temblores en mis manos con él. Sólo estuvo disponible durante unos pocos años. Sin embargo, las medicinas no son completamente efectivas. Estar sano conlleva trabajo. (10)

http://www.mind-surf.net/drogas/litio.htm

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