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domingo, 7 de octubre de 2012

Un jardín para experimentar en braille

Un jardín para experimentar en braille
 

El jardín histórico de Castrelos se ha caracterizado desde su creación en el siglo XIX por su riqueza aromática y visual. Desde 2012 incluye un nuevo sentido a sus posibilidades de uso y disfrute: el tacto. Se ha convertido en un jardín sensorial accesible para que lo recorran personas con discapacidad visual, su belleza está ahora escrita en braille.
 Un proyecto innovador del ayuntamiento de Vigo y el estudio de arquitectura BMJ ha habilitado una cinta-guía para que no haya barreras a la hora de pasear por este conjunto botánico situado en pleno corazón de la ciudad de Vigo y declarado monumento histórico-artístico y Bien de Interés Cultural desde 1955.

Las personas con discapacidad visual tienen la opción de visitarlo recorriendo una cinta que se mete en todos los rincones del jardín. Al tiempo que evita que se pierdan por sus encrucijadas de caminos, les permite ir leyendo en braille explicaciones sobre las características y la historia del lugar y llegar hasta todos los recovecos, en especial a aquellos de más variedad y riqueza aromática.

El proyecto se inauguró a principios de año y este octubre ha recibido una mención especial de los premios de Patrimonio Cultural de la Unión Europea (Europa Nostra 2012) por facilitar la visita al jardín de personas con discapacidad visual "mediante estímulos táctiles y olfativos" que le permiten apreciar y disfrutar de la belleza y los secretos de este espacio natural.
Las arquitectas Belinda Besada e Marister Failde recibieron un encargo del ayuntamiento para crear en Catrelos un jardín para invidentes. Una vez que empezaron a trabajar en él se dieron cuenta de que no necesitaban crear nada, tan sólo adaptar el lugar para hacerlo accesible a través de bastones guía y potenciar el sentido del olfato a través de un jardín aromático y el del tacto con una mesa de los sentidos.
"Recorriendo el jardín lo que apreciamos es que ese jardín existía ya y ya tenía recursos para que un invidente pudiese disfrutarlo, el problema era cómo hacer que pudiera recorrerlo", explica Marister Failde. De forma que empezaron a trabajar para crear esa ruta y acabaron construyendo una guía en acero con un recorrido de ida y vuelta con punto de partida delante del Pazo Quiñones de León al que pertenece el parque.
El bastón como vehículo
Según explica Failde, la autonomía de las personas con discapacidad fue una de las obsesiones con las que concibieron el proyecto, de forma que la cinta-guía no sólo incluye el paso por paneles explicativos escritos en braille, sino que está diseñada para que el impacto del bastón en la cinta elevada o apoyada emita distintos sonidos que diferencien situaciones del contexto del jardín.
Así, la cinta se apoya a ras de suelo en los cruces transversales o puntos de parada interpretativa (a los que denominan puntos sensoriales) y se eleva en unos mesados interpretativos de los puntos singulares del jardín, bandejas con la información táctil y los estímulos que permiten la interpretación sensorial del entorno natural: hojas, frutos, y datos de las especies y de la historia del jardín.
Como remate del corrido, el estudio BMJ creó un jardín aromático recuperando unos maceteros preexistentes para plantar diversas especies elegidas por sus aromas, colorido y texturas. En él todos los visitantes pueden encontrar también una mesa de los sentidos con vocación didáctica: la integran pequeños recipientes cuyo contenido variará a lo largo de las estaciones incidiendo también en los aromas, colores, y texturas.
 Una intervención que pasa desapercibida"La intención era que casi no se percibiese que habíamos estado allí", explica Failde, en alusión a que el proyecto se integra con el paisaje y apenas tiene impacto para el resto de los visitantes al tiempo que permitía potenciar a las personas con discapacidad visual recorrerlo sin perderse su riqueza en olores o las sensaciones del sonido del agua o los pájaros de un jardín que para muchos constituye un oasis de tranquilidad en medio de la ciudad más grande de Galicia.
El jardín histórico de Castrelos está dividido en cinco sectores: acceso, rosaleda de la parte superior, jardín francés, jardín inglés y bosque. El proyecto de jardín sensorial está concebido para afinar la percepción de cada uno de ellos. La cinta-guía acerca al visitante a un punto en el que abrazar el diámetro de los árboles del bosque de eucaliptos de 1872 o a otro en el que tocar la variedad de texturas del paseo de camelias.
La ausencia de barreras del recorrido pudo comprobarse con la participación de una persona de la Fundación Once durante el proceso de creación. "Puri vino al jardín y fue de gran ayuda, nos permitió afinar, corregir determinados temas para que funcionara bien. Su visita fue una de las mayores satisfacciones que tuvimos en nuestra vida profesional porque vimos que disfrutaba de forma autónoma y con cierta seguridad, algo que en los lugares públicos es bastante difícil", concluye Marister Failde.

http://www.elmundo.es/elmundo/2012/10/06/solidaridad/1349525281.html

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