Las diferencias en el comportamiento asistencial, entendidas como el seguimiento y evaluación posterior de un trasplantado renal, parecen determinar en una importante medida la supervivencia de los injertos renales y de los pacientes receptores.
Así se desprende del estudio presentado en Sevilla, en el marco del I Congreso Nacional de Trasplantes, por los doctores Akinlolu Ojo, profesor de Medicina Interna en la Universidad de Michigan, Miguel González Molina y José María Morales.
De hecho, el propio Akinlolu sostuvo al efecto que los resultados del estudio concluyen que los pacientes trasplantados de riñón en España viven más del doble que los estadounidenses, gracias a que la supervivencia del injerto “es superior a largo plazo”.
Según las conclusiones de dicho estudio, la supervivencia de los receptores a los 10 años del trasplante renal es casi un 19 por ciento mayor en pacientes españoles que norteamericanos, al igual que la supervivencia del injerto es un 18 por ciento mayor también en el caso español.
En los receptores con diabetes, las tasas ajustadas de muerte con injerto funcional fueron del 23,9 y 53,8 por cada millar de personas y año para pacientes españoles y estadounidenses, respectivamente. En los receptores cuyo trasplante se realizó por causas diferentes a la diabetes, las tasas de muerte fueron del 11 por ciento por 1.000 personas año en el caso español y del 25,4 por 1.000 personas año en el caso americano.
Diferencia entre España y Estados Unidos
El trabajo, presentado por los propios expertos, como una de las seis comunicaciones orales destacadas en el marco del I Congreso de la Sociedad Española de Trasplante, da cuenta del menor índice de mortalidad en España en trasplantados renales, y deja entrever una serie de causas para tal descompensación entre países.
“Las diferencias entre los dos sistemas nacionales de salud cobra relevancia en este sentido, una vez comprobado que la calidad de los trasplantes es muy similar. Sin embargo, la diferencia asistencial posterior y el seguimiento de los pacientes trasplantados son diferentes en los dos casos”, señaló el secretario de la Sociedad Española de Trasplante (SET), Miguel González Molina.
Molina agregó que mientras que en España una vez finalizado el trasplante renal, es el propio nefrólogo quien hace el seguimiento del paciente y efectúa revisiones periódicas cada poco tiempo, en Estados Unidos, una vez finalizado el trasplante, “el cirujano deja de tener relación con el paciente y pasa a la consulta de otros especialistas del campo de la Atención Primaria”.
Además, “los trasplantados renales estadounidenses tienen que pagar muchas veces entre el 15 y el 20 por ciento del coste de su tratamiento postrasplante, y en algunos casos los porcentajes son mucho mayores, llegando a pagar hasta 7.000 dólares al año, cuando el tratamiento cuesta unos 10.000 dólares, lo que provoca en muchos casos el abandono de la medicación”, añade Akinlolu Ojo.http://www.setrasplante.org/modules.php?name=news&lang=ES&d_op=newsdetail&idnew=36
De hecho, el propio Akinlolu sostuvo al efecto que los resultados del estudio concluyen que los pacientes trasplantados de riñón en España viven más del doble que los estadounidenses, gracias a que la supervivencia del injerto “es superior a largo plazo”.
Según las conclusiones de dicho estudio, la supervivencia de los receptores a los 10 años del trasplante renal es casi un 19 por ciento mayor en pacientes españoles que norteamericanos, al igual que la supervivencia del injerto es un 18 por ciento mayor también en el caso español.
En los receptores con diabetes, las tasas ajustadas de muerte con injerto funcional fueron del 23,9 y 53,8 por cada millar de personas y año para pacientes españoles y estadounidenses, respectivamente. En los receptores cuyo trasplante se realizó por causas diferentes a la diabetes, las tasas de muerte fueron del 11 por ciento por 1.000 personas año en el caso español y del 25,4 por 1.000 personas año en el caso americano.
Diferencia entre España y Estados Unidos
El trabajo, presentado por los propios expertos, como una de las seis comunicaciones orales destacadas en el marco del I Congreso de la Sociedad Española de Trasplante, da cuenta del menor índice de mortalidad en España en trasplantados renales, y deja entrever una serie de causas para tal descompensación entre países.
“Las diferencias entre los dos sistemas nacionales de salud cobra relevancia en este sentido, una vez comprobado que la calidad de los trasplantes es muy similar. Sin embargo, la diferencia asistencial posterior y el seguimiento de los pacientes trasplantados son diferentes en los dos casos”, señaló el secretario de la Sociedad Española de Trasplante (SET), Miguel González Molina.
Molina agregó que mientras que en España una vez finalizado el trasplante renal, es el propio nefrólogo quien hace el seguimiento del paciente y efectúa revisiones periódicas cada poco tiempo, en Estados Unidos, una vez finalizado el trasplante, “el cirujano deja de tener relación con el paciente y pasa a la consulta de otros especialistas del campo de la Atención Primaria”.
Además, “los trasplantados renales estadounidenses tienen que pagar muchas veces entre el 15 y el 20 por ciento del coste de su tratamiento postrasplante, y en algunos casos los porcentajes son mucho mayores, llegando a pagar hasta 7.000 dólares al año, cuando el tratamiento cuesta unos 10.000 dólares, lo que provoca en muchos casos el abandono de la medicación”, añade Akinlolu Ojo.http://www.setrasplante.org/modules.php?name=news&lang=ES&d_op=newsdetail&idnew=36
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