Así manda Isabel Pantoja en la cárcel de Alcalá de Guadaíra
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La dirección de la prisión pide explicaciones a una funcionaria por no dejarla salir a fumar
Se le mostró toda la prisión, como si de un hotel se tratara, a su ingreso,
en noviembre pasado. Se le gestionó el permiso en cinco días, cuando
según todas las fuentes carcelarias, excepto en caso de muerte de un
familiar, se tarda no menos de 15 días. Ella se despidió, al salir de permiso, lanzando besos a la directora. Y no es para
menos: miembros de la dirección le llevan ricas viandas, por ejemplo
caña de lomo, de vez en cuando a su celda. Servicio a domicilio.
Así, con los privilegios otorgados por la directora de la cárcel, gobierna Isabel Pantoja el centro penitenciario de Alcalá de Guadaíra, según fuentes de la prisión.
El 6 de mayo pasado, a media tarde, la condenada a 24 meses de cárcel por blanqueo decide que desea salir del módulo en el que está y volver al suyo para, dicho pronto, "fumarse un cigarro".
Es el descanso de una de las actividades que las reclusas realizan cada día en el correccional, para ganarse permisos por buen comportamiento y, de paso, conjugar las interminables horas entre rejas. En este caso, se trata de la actividad de confección. Pantoja, que se hace acompañar habitualmente de las autoridades del centro, va esta vez secundada por la propia monitora de la actividad.
Se va a dar, así, una de las situaciones de discriminación que ha generado el enorme malestar entre funcionarios y presas que destapó este miércoles EL MUNDO. Un trato de favor que permite a la folclórica encararse con los funcionarios que, por aplicar las normas que rigen para las demás presas, no la obedecen, y gritarles, como consta en un escrito al que ha tenido acceso este diario,"¡esto es una vergüenza!".
Una discriminación denunciada por el sindicato mayoritario en prisiones, Acaip, que pidió el cese de la dirección. Una situación que ha provocado, como sostienen funcionarios e internas, que parezca que es la tonadillera "la que manda en la cárcel", según palabras de un funcionario.
Pantoja quiere salir pues a fumarse un cigarro, pero la funcionaria responsable del "rastrillo", como se llama la esclusa por la que debe salir, se niega en redondo. Pantoja no puede salir sin orden escrita de un superior.
La trabajadora hace su trabajo como si Pantoja fuera una reclusa más, pero un día después le llega un escrito dirigido a ella por la directora del centro. Al igual que ha sucedido repetidas veces desde que Pantoja ingresó en Alcalá, la dirección de la cárcel parece ponerse de parte de la tonadillera y en cada trance con la cantante pide cuentas constantemente a los funcionarios, que se sienten hostigados y debilitados.
La funcionaria contesta con un documento al
que ha tenido acceso este diario. Sostiene que la folclórica y la
monitora le dicen que "van a salir al módulo de dicha interna a fumarse
un cigarro", que la autorización de la reclusa no incluye salir por esas
esclusa, y que es obligación de los responsable del "rastrillo" "cuidar
de que no entren en el establecimiento ni salgan del mismo más que los
funcionarios de la plantilla y las personas debidamente autorizadas".
"La autorización de entrada de la interna Isabel Pantoja Martín no autoriza a dicha interna a salir durante el descanso", finaliza.
La funcionaria registra las bolsas (en la celda, no a la entrada, como en el resto de casos), y Pantoja le grita a la jefa de servicio: "El cacheo de mis cosas ha sido una humillación porque la funcionaria ha puesto los zapatos encima de la ropa para manchármela". Después le grita al subdirector de Seguridad: "¡Esto es una vergüenza!". La primera le recuerda que las normas son así, pero en Alcalá de Guadaíra manda la Pantoja.
En realidad, aquel día la folclórica tuvo
mala suerte. Había solicitado un permiso de seis días y los turnos de
guardias se habían preparado con funcionarios adeptos a la dirección
para esa contingencia. Sin embargo, el juez le concedió no seis, sino
cuatro, con el resultado de que al regresar no estaban, según fuentes
del centro, los trabajadores que le permiten campar a sus anchas por la
prisión. Los que estaban entonces iban a aplicarle las mismas normas que
a las demás. Y surgió el conflicto.
Así, con los privilegios otorgados por la directora de la cárcel, gobierna Isabel Pantoja el centro penitenciario de Alcalá de Guadaíra, según fuentes de la prisión.
El 6 de mayo pasado, a media tarde, la condenada a 24 meses de cárcel por blanqueo decide que desea salir del módulo en el que está y volver al suyo para, dicho pronto, "fumarse un cigarro".
Es el descanso de una de las actividades que las reclusas realizan cada día en el correccional, para ganarse permisos por buen comportamiento y, de paso, conjugar las interminables horas entre rejas. En este caso, se trata de la actividad de confección. Pantoja, que se hace acompañar habitualmente de las autoridades del centro, va esta vez secundada por la propia monitora de la actividad.
Se va a dar, así, una de las situaciones de discriminación que ha generado el enorme malestar entre funcionarios y presas que destapó este miércoles EL MUNDO. Un trato de favor que permite a la folclórica encararse con los funcionarios que, por aplicar las normas que rigen para las demás presas, no la obedecen, y gritarles, como consta en un escrito al que ha tenido acceso este diario,"¡esto es una vergüenza!".
Una discriminación denunciada por el sindicato mayoritario en prisiones, Acaip, que pidió el cese de la dirección. Una situación que ha provocado, como sostienen funcionarios e internas, que parezca que es la tonadillera "la que manda en la cárcel", según palabras de un funcionario.
Pantoja quiere salir pues a fumarse un cigarro, pero la funcionaria responsable del "rastrillo", como se llama la esclusa por la que debe salir, se niega en redondo. Pantoja no puede salir sin orden escrita de un superior.
La trabajadora hace su trabajo como si Pantoja fuera una reclusa más, pero un día después le llega un escrito dirigido a ella por la directora del centro. Al igual que ha sucedido repetidas veces desde que Pantoja ingresó en Alcalá, la dirección de la cárcel parece ponerse de parte de la tonadillera y en cada trance con la cantante pide cuentas constantemente a los funcionarios, que se sienten hostigados y debilitados.
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Documento interno en el que una funcionaria explica el episodio de la tonadillera y el cigarrillo que deseaba salir a fumar.
"La autorización de entrada de la interna Isabel Pantoja Martín no autoriza a dicha interna a salir durante el descanso", finaliza.
Cacheo de bultos
Parecida situación de enfrentamiento se produce cuando la tonadillera condenada regresa de su permiso, el 5 de junio. Una funcionaria va a cachear dos de los bultos que trae del exterior. La propia Pantoja le asegura, tal y como consta en el documento al que ha tenido acceso EL MUNDO, que otro bulto en el suelo "me lo ha traído el subdirector de Seguridad", algo totalmente irregular.La funcionaria registra las bolsas (en la celda, no a la entrada, como en el resto de casos), y Pantoja le grita a la jefa de servicio: "El cacheo de mis cosas ha sido una humillación porque la funcionaria ha puesto los zapatos encima de la ropa para manchármela". Después le grita al subdirector de Seguridad: "¡Esto es una vergüenza!". La primera le recuerda que las normas son así, pero en Alcalá de Guadaíra manda la Pantoja.
http://www.elmundo.es/espana/2015/06/18/5581d6c1e2704e02328b4587.html
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