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domingo, 29 de abril de 2012

Los alimentos que más alergias provocan a los adultos son el melocotón, el melón y la manzana

Los alimentos que más alergias provocan a los adultos son el melocotón, el melón y la manzana
El melocotón, la manzana, el melón y el kiwi son las frutas que más reacciones alérgicas producen entre los adultos. (ARCHIVO)
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■Entre los niños, los alimentos que provocan más reacciones alérgicas son el huevo, el pescado y la leche de vaca.
 ■Los alimentos se clasifican en tres grupos según la incidencia de alergia.
 ■Las alergias alimentarias se pueden controlar a edades tempranas ingiriendo dosis controladas.
Las alergias alimentarias son un problema creciente entre la población. Para los niños y jóvenes, la leche de vaca, el huevo y los pescados son los alimentos que provocan más alergias de entre los que son consumidos habitualemente, según el estudio EuroPrevall. A los adultos, son las frutas las que les traen de cabeza. El melocotón, la manzana, el melón y el kiwi son, junto a los frutos secos, los que más casos de alergia causan.

EUroPreval es un proyecto de investigación que evalúa el costo de la prevalencia y la base de la alergia en los alimentos en Europa. A través de esta investigación, se ha observado que la lista de alimentos alergénicos parece incrementarse. Se clasifican en tres grupos: los problemáticos como el huevo, la leche de vaca, las gambas, los cacahuetes, las avellanas, la manzana, el melocotón y el apio-nabo. Son los que más reacciones alérgicas generan, según publica la web de Consumer.es.
 En el segundo grupo, se encuentra el kiwi, la mostaza, el sésamo, la soja, la nuez y el trigo mientras que el tercer grupo incluye las pipas de girasol, el alforfón o trigo sarraceno (un seudocereal), el plátano, la zanahoria, el maíz, las lentejas, el melón, las semillas de amapola (muy usadas en la elaboración de panes y repostería en países de Centroeuropa) y el tomate.
 En la dieta habitual
 Se trata de alimentos que forman parte de la dieta habitual de buena parte de la población española y, por lo general, son fáciles de identificar. Sin embargo, algunos alimentos procesados puede no indicar en su etiqueta la presencia de estos ingredientes que quedarían enmascarados, sobre todo a través de ditivos espesantes, emulgentes, estabilizantes o aromas. El mismo riesgo se sufre al comer en restaurantes o en casa de amigos y familiares, ya que en la elaboración de los platos se podría haber incluido alimentos alergénicos que pasan inadvertidos y pueden provocar una reacción alérgica.
 Por eso el cliente o comensal debe informar al servicio de camareros sobre los alimentos que le causan alergia. Con ello se evita una reacción indeseada y se garantiza el acceso a una información precisa sobre los ingredientes de cada plato. El riesgo se puede esconder bajo una simple menestra de verduras (si está espesada con harina de trigo), una macedonia de fruta fresca (decorada con nata que provoca alergia a quien no tolera la leche) o una ensalada verde y roja, ya que solo el personal de cocina conoce con precisión la lista de ingredientes.
 Terapia para volverse inmune
 La incidencia de cada alimento depende de la edad del individuo, aunque los niños (sobre todo desde que nacen hasta que cumplen los dos años y medio) son los más proclives a padecer alergias alimentarias.
 Las últimas investigaciones apuntan a que las reacciones alérgicas se pueden controlar o superar si son detectadas a edades tempranas. La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica propone la inmunoterapia oral con alimentos. Es un método de "desensibilización oral" que ha funcionado con las alergias a la leche de vaca y al huevo con una tasa de éxito de hasta el 80%.
 La terapia consiste en administrar de forma progresiva y creciente pequeñas cantidades del alimento que provoca la alergia en el niño. Se va aumentando la cantidad poco a poco con el fin de modular la respuesta inmunitaria para mejorar la tolerancia. "El objetivo es que los pacientes toleren al menos la cantidad de una ración de alimento normal para su edad; un vaso de leche o un huevo entero", cuenta la jefa de sección de Alergología del Hospital Niño Jesús de Madrid. Para la alergia a la leche de vaca, por ejemplo, el proceso sería el siguiente: el niño recibe dosis controladas de leche, que se aumentan progresivamente de 2 ml a 5 ml, 10 ml, 25 ml, 50 ml, 100 ml hasta los 150 ml. Esta ingesta se hace a intervalos de 60 minutos y siempre bajo supervisión médica, durante uno, dos o tres días. Si el menor no muestra ningún tipo de reacción clínica, se mantiene la proporción de proteínas lácteas a diario durante los 15 días posteriores a la prueba de tolerancia. Pasado ese tiempo, si no ha experimentado reacción alérgica, se puede considerar que el niño ya tolera las proteínas de leche de vaca.

http://www.20minutos.es/noticia/1404024/0/alergias/alimentos/frutas/

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