Los talibanes declaran la guerra a la vacunación contra la polio en Pakistán
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef han anunciado la suspensión de sus actividades ligadas a las vacunaciones contra la polio en Pakistán tras una ola de ataques que ha causado desde el lunes la muerte de nueve trabajadores de la campaña dirigida por el Ministerio de Sanidad paquistaní. Aunque se desconoce quién está detrás de estos asesinatos, las sospechas apuntan a grupos radicales. Líderes religiosos y talibanes han tachado la campaña de vacunación de ser un compló de Occidente. La polio es aún una enfermedad endémica en Pakistán.
A las muertes de un vacunador el lunes y de cinco mujeres —una de ellas una estudiante de 14 años, voluntaria— ayer, se sumaron hoy las de dos miembros de los equipos sanitarios y un conductor en las ciudades de Pesháwar y Charsada, en la provincia septentrional de Khyber Pakhtunkwa. El ataque más reciente es el de Charsada, donde una supervisora y su conductor murieron tras ser tiroteados, al igual que en los otros asaltos, por enmascarados que dispararon desde motocicletas.
Según datos oficiales, el año pasado hubo en Pakistán 198 casos de polio, casi un tercio del total de episodios registrados en el mundo, y a mediados de este año ya había 22 pese a los esfuerzos de las autoridades y las agencias de salud por erradicar la polio del país. El Ministerio de Sanidad tenía previsto administrar más de cinco millones de vacunas durante la campaña. A pesar de que la ola de crímenes llevó ayer al Gobierno federal a ordenar la suspensión de la campaña, el Gobierno regional de Khyber Pakhtunkwa desoyó la instrucción y decidió continuar hoy con la vacunación de tres días a pesar de las amenazas contra la seguridad.
La presión de los imanes (líderes religiosos musulmanes) ha provocado que muchos padres rechacen la vacunación de sus hijos contra la polio, enfermedad endémica en tan solo tres países: Pakistán, Afganistán y Nigeria.
Según datos oficiales, el año pasado hubo en Pakistán 198 casos de polio, casi un tercio del total de episodios registrados en el mundo, y a mediados de este año ya había 22 pese a los esfuerzos de las autoridades y las agencias de salud por erradicar la polio del país. El Ministerio de Sanidad tenía previsto administrar más de cinco millones de vacunas durante la campaña. A pesar de que la ola de crímenes llevó ayer al Gobierno federal a ordenar la suspensión de la campaña, el Gobierno regional de Khyber Pakhtunkwa desoyó la instrucción y decidió continuar hoy con la vacunación de tres días a pesar de las amenazas contra la seguridad.
La presión de los imanes (líderes religiosos musulmanes) ha provocado que muchos padres rechacen la vacunación de sus hijos contra la polio, enfermedad endémica en tan solo tres países: Pakistán, Afganistán y Nigeria.
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