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lunes, 30 de diciembre de 2013

La vida de la argentina Susana Trimarco dio un giro trágico en 2002. Una red de trata secuestró a su hija Marita Verón, de entonces 23 años, para esclavizarla y prostituirla.


La ‘madre coraje’ argentina ha logrado la condena de 10 miembros de una red que rapta mujeres para prostituirlas

La vida de la argentina Susana Trimarco dio un giro trágico en 2002. Una red de trata secuestró a su hija Marita Verón, de entonces 23 años, para esclavizarla y prostituirla. Impotente ante un sistema judicial y policial que no investigaba el caso, Trimarco, con 47 años y una valentía fuera de toda duda, salió a la calle y se disfrazó de prostituta para poder colarse en los burdeles a buscar pistas sobre el paradero de su hija. Su peligrosa aventura duró diez años, hasta que logró sentar en el banquillo de los acusados al proxeneta de Marita y 12 supuestos colaboradores. Hace un año, un tribunal de la provincia argentina de Tucumán los absolvió y ella prometió no derramar una lágrima. Un año después, la Suprema Corte tucumana ha revisado el fallo y ha condenado a diez de los 13 acusados. La madre coraje argentina ha ganado la batalla, pero solo a medias. Marita sigue aún desaparecida.
“El fallo de 2012 fue vergonzoso porque había pruebas para las condenas, había víctimas de trata que tuvieron la valentía de decir dónde habían visto a mi hija”, dice Susana Trimarco a este periódico en conversación telefónica. “Al intervenir la Suprema Corte, se ha dado un paso importante en la causa. Ahora lo que espero es que estos delincuentes sean detenidos porque puede ser que se fuguen”, añade.
Susana Trimarco se hizo pasar por prostituta para lograr pistas
El máximo tribunal tucumano ha ordenado que sean tres jueces de menor rango los que establezcan las penas de los diez condenados. Los abogados de Trimarco pidieron entre 20 y 25 años de prisión para ellos. Trimarco lo justifica así: “Ellos son cómplices de trata. Secuestran mujeres, las separan de sus familias, las venden y las explotan. Yo tengo mi esperanza de que digan algo sobre mi hija. Pero la justicia no está buscándola. Yo la busco. Yo fui a España siguiendo una pista de que la habían vendido allá, pero el fiscal de Burgos no tenía ni la foto ni las huellas dactilares de ella”. Fue en 2007 cuando logró pistas que apuntaban a este país. Llamó a la puerta de la embajada española en Buenos Aires y consiguió que el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, la invitara a Madrid. Pero ni rastro. Nadie en España le dio una pista sobre el paradero de su hija.
Trimarco no ha cejado en su lucha, que es la misma de otras madres. “Busco a mi hija y sigo rescatando a chicas [de las redes de trata]”, cuenta. Esta mujer ha creado una fundación para ayudar a las víctimas de la esclavitud sexual y continúa llamando la atención sobre la pasividad de los tribunales. “La justicia no hace lo que tiene que hacer. No puede ser que mi hija no aparezca. La quiero como sea”. La absolución de 2012 de los ahora condenados sirvió como argumento a la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, para impulsar una reforma para “democratizar la justicia”, pero la principal ley reformista finalmente fue declarada inconstitucional por la Corte Suprema del país.
El fallo del alto tribunal de Tucumán no ha contentado del todo a Trimarco. Primero, claro, porque su hija sigue desaparecida —“No puedo decir que soy feliz porque lo estaré cuando encuentre a mi hija”—, pero también porque han vuelto a ser absueltos dos de los acusados, la exesposa y el excuñado de Rubén Ale, alias la Chancha, líder de la barra brava del club San Martín a quien ella acusa de ser el máximo responsable del secuestro de su hija. Ale ni siquiera fue sentado en el banquillo en el juicio de 2012. No obstante, Trimarco celebra que a partir de su investigación se abriera otra causa por lavado de dinero por la que este martes fueron detenidos Ale, su exesposa y otras tres personas.
“Espero que sean detenidos porque puede ser que se fuguen”
La lucha de Trimarco ha marcado un antes y un después para la concienciación de Argentina sobre el drama de la trata, según uno de los abogados de la madre coraje, José D'Antona. A partir de su historia, que llegó a ser tomada como tema de una exitosa serie de televisión local, el país sudamericano aprobó leyes contra la esclavitud sexual. “El fallo del año pasado desmoralizó a los que denunciaban”, reconoce el abogado. “Pero también llevó a que se aprobaran nuevas medidas legales contra la trata y a que se cerraran prostíbulos. Hay cada vez más víctimas que denuncian y que son asistidas. Hoy hay menos trata en Argentina, hay más obstáculos para que haya”, destaca D'Antona.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/12/26/actualidad/1388087175_544616.html

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