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sábado, 9 de julio de 2011

El Hospital Gregorio Marañón desarrollará corazones, hígados y riñones bioartificiales

El Hospital Gregorio Marañón desarrollará corazones, hígados y riñones bioartificiales
 

Aún no laten ni bombean sangre, pero en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid ya hay ocho corazones humanos preparados para hacerlo. Son órganos bioartificiales, fabricados a partir de la estructura de un corazón original. Primero se le despojan de todas sus células y, después, una siembra de células madre permite que el corazón vuelva a la vida, sin riesgo de rechazo para quien reciba el trasplante. Probado en animales, el cardiólogo Francisco Fernández-Avilés quiere ahora intentarlo con corazones humanos y confía en que antes de fin de año, una porción de uno de estos órganos de laboratorio con sello español demuestre su capacidad de latir.
Lo anunció ayer durante la inauguración en el Gregorio Marañón de las primeras instalaciones en el mundo que albergarán en exclusiva esta investigación pionera. Allí se crearán órganos de repuesto, a la medida de cada paciente y listos para trasplante. Se trata de «un hito sin precedentes» de la medicina regenerativa y de la investigación española, dijo Fernández-Avilés. Los ocho corazones generados sólo son el germen de un banco con estructuras de órganos humanos y animales. Estos armazones estarían preparados a la espera de ser utilizados. Después bastaría con tomar las células madre de un paciente y repoblar con ellas uno de esos moldes para obtener un nuevo órgano sin riesgo de rechazo para el organismo, ni listas de espera.
Las estructuras de corazón son inertes y no tienen capacidad de respuesta inmunológica. Cuentan con menos de un 5 por ciento de ADN, por lo que no son reconocidas por el receptor como extrañas sino propias. Varios grupos de investigación trabajan en todo el mundo en esta línea de medicina regenerativa, pero Madrid se ha convertido en la primera ciudad que se anima a crear un laboratorio destinado solo a este fin. Instalado en el sótano del nuevo edificio del hospital, ha contado con una inversión inicial de 600.000 euros y el apoyo de la Comunidad de Madrid, el Ministerio de Ciencia y la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). Las tres instituciones apoyaron ayer la inauguración con la presencia de la ministra Cristina Garmendia, la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre y Rafael Matesanz, director de la ONT.
Aguirre se mostró entusiasmada con un proyecto que ha sabido unir al Gobierno central y al autonómico. «Sin la ilusión, el conocimiento y el apoyo de la ministra de Ciencia, este proyecto no sería el mismo», dijo. En el Hospital Gregorio Marañón, primero se crearán corazones —«el órgano que mejor conocemos»— y después, hígados, riñones, páncreas y otros órganos.
El cardiólogo Fernández-Avilés estará al frente de un equipo de diez personas que trabajarán en estrecha colaboración con la Universidad de Minessota y la doctora Doris Taylor. Esta investigadora fue la primera en obtener un corazón bioartificial de ratón, capaz de latir y bombear sangre. Después Taylor trasladó esta investigación a órganos humanos en España. El pasado mes de mayo, en colaboración los cardiólogos del Gregorio Marañón, anunciaron su primer logro en colaboración. Fueron los primeros en eliminar todas las células de un corazón humano y conservar únicamente su estructura. Este era el primer paso a la creación primer órgano artificial. Seis meses más tarde, ya hay ocho corazones «al desnudo» y uno más en proceso.
En seis meses, con cerdos
Ahora el siguiente paso es sembrar con células madre una de esas plantillas perfectas que sólo proporciona la Naturaleza para comprobar si es capaz de latir y bombear. Se intentará primero con un parche de tejido cardiaco. El equipo de científicos confía en lograrlo antes de fin de año, aunque en opinión de Taylor «podríamos hacerlo la semana que viene». Seis meses después se intentará ver si todo el corazón es funcional y también se podrán intentar los primeros trasplantes con animales. El animal elegido para este experimento es el cerdo.
Más lejos parece la aplicación en pacientes de verdad. El cardiólogo Fernández-Avilés piensa que se tardará «cinco años o quizá muchos años más» en intentar el primer trasplante con un órgano de estas características.
El equipo del Gregorio Marañón tiene bastante claro los tiempos para su investigación, aunque no tanto el tipo de células que emplearán para repoblar y personalizar cada órgano. «Debemos discutir si la fuente de las células madre es la grasa, la médula ósea, el propio corazón o si optamos por células reprogramadas obtenidas de la piel», explicó.
Células, como ladrillos
Las células madre actúan como ladrillos biológicos para construir el nuevo órgano. Lo hacen sobre un armazón natural, un órgano descelularizado. Por eso, los órganos bioartificiales no acaban por completo con la dependencia de los donantes. Se han probado materiales biocompatibles para hacer esos armazones sin éxito. La única alternativa posible a los órganos humanos sería poder contar con órganos animales similares, como los cerdos. Entonces ya no se dependería de ningún donante.
A los corazones, hígados o riñones animales se les eliminarían todas las células que pudieran recordar su origen animal y después se repoblarían con células humanas.
 

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