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sábado, 8 de diciembre de 2012

Robert Greene, el responsable de algunos de los best seller de autoayuda más polémicos de la última década y que acaba de reaparecer con fuerza en el mercado editorial con Mastery (Profile Books).


El Maquiavelo del siglo XXI define la clave de la maestría


Cuando entre tu legión de seguidores se cuenta alguien tan poco sospechoso de cinismo como Will Smith, es lógico pensar que tu obra se caracteriza por el buen rollo y la energía positiva. Pero no es lo que ocurre con Robert Greene, el responsable de algunos de los best seller de autoayuda más polémicos de la última década y que acaba de reaparecer con fuerza en el mercado editorial con Mastery (Profile Books). Su primer título, Las 48 leyes del poder (Editorial Espasa) vendió más de un millón de copias solo en el mercado americano, a pesar de que muchas voces se alzaron ante su obra ya que parecía favorecer la manipulación propia de un Maquiavelo a la hora de tratar con las personas que nos rodean: algunas de sus sentencias más célebres son “aplasta por completo a tu enemigo” o “compórtate como un amigo, trabaja como un espía”.
Greene sigue justificándose a día de hoy, como ocurre en las recientes entrevistas concedidas por la publicación del libro y reproducidas en medios como The New York Times o The Guardian. “Creo que describí una realidad que no aparecía reflejada en ningún otro libro”, señalaba el pasado lunes a este último medio. “Fui tan radical porque sentía que todos los libros de autoayuda eran sentimentaloides, exageradamente optimistas y nauseabundos. No soy malvado, soy realista”. De ahí que se propusiese enseñar a sus lectores todos esos consejos que ninguna madre (pero quizá algún jefe), sería capaz de proporcionar, y que fueron aplaudidos por figuras del mundo del espectáculo como el citado Will Smith, Jay-Z o el fundador de American Apparel Dov Charney, así como por la comunidad de fans del hip-hop.
En su nueva entrega, publicada esta semana, Greene se propone profundizar en algunas de las más grandes figuras de la historia  (Wolfgang Amadeus Mozart, John Coltrane, Henry Ford, Charles Darwin) para averiguar dónde está la clave de la maestría. Tras 20.000 horas de trabajo de investigación, Greene ha llegado a la conclusión de que, básicamente, lo importante es sentir una pasión profunda y permanente por una materia, complementada por una importante época de formación y un periodo de experimentación en el que, a pesar de los errores, terminamos de complementar nuestras habilidades. Algo que desglosa en un gran número de consejos, entre los que se encuentran los siguientes.
Glenn Gould incorporó las enseñanzas de su maestro a su música de forma completamente diferente–Encuentra tu nicho. ¿Cuántos expertos en la Guerra Civil existen en España? ¿Cuántos expertos hay sobre las reformas legislativas durante el reinado de Alfonso X de Castilla? Especializarse en un campo sin competencia puede marcar la diferencia y, al menos, convertirnos en los expertos de un área aún por explotar. Todo amante del deporte sabe que, igual que existen esos jugadores que pueden cambiar un partido de cabo a rabo (que se cuentan con los dedos de una mano), todo equipo tiene sus especialistas, mucho más útiles que el que sabe hacer de todo y que en el fondo no sabe hacer de nada.
–Intenta verte como los demás te ven. Tener una imagen un tanto idealizada de la propia persona puede parecer importante para la seguridad personal y la confianza en uno mismo, pero deja de serlo si no somos conscientes de lo que los demás piensan de nosotros. En su libro, Greene cuenta cómo la zoóloga autista Temple Grandin consiguió prosperar gracias a “su capacidad para verse a sí misma desde el exterior” que, según indica el autor, le resultó útil para “analizar sus conductas pasadas como si estuviese viendo a otra persona en acción”.
–Que no esclavicen tu conocimiento. Con esta expresión, Greene se refiere a que el conocimiento es importante no por lo que podamos obtener directamente con él, sino porque nos proporciona una independencia que nos lleva a no tener que fiarnos de la palabra de los demás. El autor antepone el conocimiento al dinero utilizando el ejemplo de Martha Graham, la bailarina y coreógrafa que eligió un trabajo mucho peor pagado antes que otro que le quitaba mucho más tiempo, con el objetivo de disponer de tiempo libre para desarrollar sus capacidades.
–Absorbe el conocimiento de tu maestro e inventa algo nuevo. Es el caso del maestro del pianista Glenn Gould, Alberto Guerrero, que cuenta cómo, después de asistir a un concierto de su antiguo pupilo, se dio cuenta de qué manera seguía utilizando aquello que le había enseñado pero de forma completamente diferente. La pura emulación no es aprendizaje. Como recuerda Greene, aprender de los mejores y digerir ese proceso de formación es un paso que todos los genios han dado en un momento u otro.
Goethe pasó parte de su juventud en una corte donde la mentalidad de la población era especialmente retrasada, algo que le sirvió de inspiración–Aprende a aguantar a los estúpidos, y aprovéchate de ellos. Este seguramente sea el consejo que más tenga que ver con el pasado trabajo de Greene. El autor cita la experiencia del novelista Goethe, que pasó parte de su juventud en una corte donde, a juzgar por su testimonio, la mentalidad de la población era especialmente retrasada. Dicha experiencia negativa le serviría de inspiración para su propia producción narrativa.
–Ten tan en cuenta lo que está presente como lo que está ausente. Greene señala que es muy fácil fijarse en lo que tenemos delante de los ojos y complicado darse cuenta de lo que no lo está. Suena a obvio, pero los grandes descubrimientos son aquellos en los que se obtiene conocimiento sobre algo completamente nuevo, no profundizando en lo ya conocido. El autor habla de Sherlock Holmes y Henry Ford para ilustrar este punto: el famoso “perro que no ladró” de la historia corta Silver Blaze de Arthur Conan Doyle es el ejemplo más claro, en cuanto que permite al investigador londinense descubrir la identidad del asesino no a partir de aquellas pistas presentes sino gracias a aquello que se echa en falta.

–Cree en las serendipias. No tenemos por qué intentar elaborar todo el conocimiento que adquirimos, sino que en muchas ocasiones, es preferible absorber todo lo que podamos, como si fuésemos esponjas, y dejar que la inspiración nos sorprenda creando asociaciones insospechadas. Es el proceso que ha dado lugar a múltiples descubrimientos y que suele recibir el nombre de “serendipia”, donde la casualidad y el azar juegan un importante papel. Es lo que ocurrió con Louis Pasteur cuando descubrió la vacuna contra la rabia: el autor francés aseguraba que “el azar favorece a la mente preparada”.
En ocasiones obviamos los detalles mientras que otras veces perdemos de vista la imagen general–Evita la impaciencia. Uno de los grandes saboteadores de la inspiración es la falta de paciencia, que nos conduce a fracasar en la obtención de nuestros objetivos. El ejemplo empleado es esta vez el del saxofonista John Coltrane que, según el autor, no siempre fue un gran improvisador, sino que tuvo que aprender determinados rudimentos de composición y desarrollar las herramientas necesarias antes de convertirse en uno de los más grandes músicos del siglo XX.
–Combina el “cómo” y el “qué”. Uno de los problemas más habituales que Greene encontró durante su investigación fue que nos tendemos a fijar demasiado en un aspecto del problema, infravalorando otros. En ocasiones, porque perdemos de vista la imagen general. En otras, porque ignoramos los decisivos detalles que marcan la diferencia. El autor señala que su entrevista con el arquitecto español Santiago Calatrava, al que denomina “un maestro viviente”, fue la más esclarecedora en este sentido, ya que había sido capaz de no ser “ni un rancio ni el típico idiota que solo piensa en el presente”.
–Evita “los siete pecados reales”. Que son, en palabras del autor, la envidia, el conformismo, la rigidez, el egocentrismo, la vaguería, la inconstancia y la agresión pasiva, los principales enemigos en el camino para obtener un conocimiento profundo sobre el mundo que nos rodea.http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2012/12/08/el-maquiavelo-del-siglo-xxi-define-la-clave-de-la-maestria-110553/

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