Descubre el poder de las células madre vegetales.
06/01/2010
Desde que se descifró el genoma humano, el estudio de las células madre está teniendo un gran impacto en la dermatología y la cosmética, al poder suponer la solución definitiva al envejecimiento de la piel: la investigación de los genes implicados en este proceso es uno de los principales objetivos de los departamentos de I+D de muchas firmas cosméticas.
Con la edad, y debido entre otras causas a los procesos naturales de oxidación, los tejidos van perdiendo progresivamente la capacidad de autoregeneración y, por tanto, su óptimo rendimiento. Las células madre también envejecen con el organismo, y por eso disminuye la capacidad regeneradora de todos los órganos, incluida la piel.
Son células “no especializadas”, que se renuevan a través de la división celular durante un período indefinido de tiempo, y que pueden transformarse en células especializadas de cualquier tejido u órganos. Pueden ser de dos tipos: totipotentes, si pueden dar origen a cualquier tipo de tejido (células madre embrionarias), o multipotentes, si pueden transformarse sólo en algunos tejidos (células madre adultas).
Las células madre vegetales son células vegetales no especializadas cuyo único objetivo es la reproducción. A diferencia del ser humano y los animales, las plantas adultas contienen células madre totipotentes: cada célula es capaz de regenerar nuevos órganos: hojas, raíces, flores, etc., o, incluso, la planta entera. Actúan de forma biomimética, integrándose y adaptándose a las células de cada órgano, y reestructurando íntegramente cada uno de ellos.
Su aplicación en los campos de la cosmética y la dermatología implica una verdadera revolución, ya que supone poner a disposición de la piel las casi infinitas posibilidades de regeneración y renovación celular de las células madre vegetales presentes en las plantas.
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