Arropado por 50 obispos y en una plaza de Colón abarrotada de fieles, el presidente del episcopado español, cardenal Rouco Varela, ha querido proclamar el "Evangelio de la familia". En una homilía serena y pensada. Sin confrontación directa con el Gobierno socialista, pero sin dejar de proclamar las dificultades por las que la institución familiar está atravesando en Europa y, especialmente, en España.
En esa clave denunció la práctica del aborto, de la eutanasia, del matrimonio homosexual, la eutanasia o el envejecimiento de la sociedad "que pone en peligro el futuro". Para concluir con un llamamiento a la esperanza con el lema que hiciera famoso Juan Pablo II: "¡No tengáis miedo!".
Para Rouco, el Evangelio de la familia "incluye el Evangelio del matrimonio y de la vida", en una "familia formada y vivida cristianamente". Un Evangelio que se celebra en la eucaristía y se testimonia también "con la presencia pública expresada en esta magna asamblea de las familias cristianas". Una presencia bendecida incluso por el buen tiempo "en esta mañana de domingo del típico invierno madrileño, frío y soleado a la vez". Y el cardenal añadió: "El tiempo siempre está a favor nuestro".
El arzobispo de Madrid, además de congratularse por el sol madrileño, subrayó, una y otra vez, que el hombre no tiene futuro "si prescinde de la verdad del matrimonio y de la familia" y que a ésta no se la puede ignorar "si se quiere construir una sociedad libre, justa y solidaria".
Y "si se cuestiona o niega la verdad del matrimonio o de la familia", Rouco augura una sarta de males y de "consecuencias negativas". Por ejemplo, "se ciegan las fuentes de la vida con la práctica permisiva del aborto, se banaliza la eutanasia", proliferan los divorcios y "las relaciones sociales se hacen frías y distantes", mientras "la sociedad envejece y la crisis demográfica imparable amenaza y pone en peligro el futuro de nuestros marcos de vida y bienestar económico y social". Y el prelado extrajo la moraleja: "Esto es lo que está sucediendo".
Porque, estamos en un periodo de "verdadera ceguera histórica: de los pueblos y de sus mayorías culturalmente más influyentes". Y "los resultados son conocidos: ¡las crisis se convirtieron para muchos en dramas familiares y personales! ¡Devinieron pronto en verdaderas y graves crisis sociales de dificilísima solución!". Para poner freno a esas crisis, Rouco pide a los fieles que se movilicen, para que comience "a alumbrar la esperanza".
El Papa invitó a los presentes a "ser fuertes en el amor y a contemplar con humildad el Misterio de la Navidad, que continúa hablando al corazón y se convierte en escuela de vida familiar y fraterna".
Porque, según Su Santidad, "la mirada maternal de la Virgen María, la amorosa protección de San José y la dulce presencia del Niño Jesús son una imagen nítida de lo que ha de ser cada una de las familias cristianas, auténticos santuarios de fidelidad, respeto y comprensión, en los que también se transmite la fe, se fortalece la esperanza y se enardece la caridad".
Y concluyó alentando a todos “a vivir con renovado entusiasmo la vocación cristiana en el seno del hogar, como genuinos servidores del amor que acoge, acompaña y defiende la vida. Haced de vuestras casas un verdadero semillero de virtudes y un espacio sereno y luminoso de confianza, en el que guiados por la gracia de Dios se pueda sabiamente discernir la llamada del Señor, que sigue invitando a su seguimiento". Y en la plaza sonó un aplauso atronador, en medio de resonantes vivas al Papa.
Según el presidente de la subcomisión de la familia de la conferencia episcopal, "la Iglesia que es pueblo necesita ser visibilizado y anunciar que el proyecto de Dios sobre la familia es posible y es bello. Por eso, no queremos callar y, sin entrar en confrontación, lo que queremos es gritar el gozo de nuestra fe, en un clamor que llegue al cielo". Porque "los pastores de la Iglesia nos sentimos orgullosos de vosotros, de vuestro testimonio público y del bien que hacéis a la sociedad", les dijo a los presentes en su saludo.
Pero la tónica dominante es halar de fiesta y en clave positiva. Como asegura, en directo, el sacerdote Javier Alonso, presentador de Popular TV, "esto es como el festival de Eurovisión de las familias". Y Kiko Argüello, el cofundador del Camino Neocatecumenal, uno de los máximos artífices e inspiradores del encuentro subraya: "No queremos atacar a nadie. Sólo queremos decir ánimo que Dios está con nosotros".
También intervino el cardenal Ennio Antonelli, ministro de la Familia del Papa, para subrayar que "la cultura dominante alimenta una mentalidad destructiva". Y enumeró los agentes de destrucción: "Desde el laicismo hostil a la iglesia y al cristianismo, hasta el divorcio, el matrimonio homosexual, la secularización o el neoapaganismo". Todo ello, según el purpurado curial, "conduce a la crisis de la familia, que pone en peligro el futuro de la sociedad".
Entre ellos, muchos neocatecumenales, los seguidores de Kiko Argüello , que han copado la celebración. Por su asistencia numerosa (algunos hablan de 200.000 'kikos'), por su fervor contagioso y por sus familias numerosas de más de 10 hijos. Y por la estética neocatecumenal omnipresente en el altar. Y por la música, totalmente neocatecumenal, cantada, dirigida e interpretada por el propio Kiko Argüello, que estrenó en vivo y en directo, con una voz desgarrada, su canto, 'Paloma incorrupta', dedicado a la Virgen.
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/01/02/espana/1293960152.html
En esa clave denunció la práctica del aborto, de la eutanasia, del matrimonio homosexual, la eutanasia o el envejecimiento de la sociedad "que pone en peligro el futuro". Para concluir con un llamamiento a la esperanza con el lema que hiciera famoso Juan Pablo II: "¡No tengáis miedo!".
Para Rouco, el Evangelio de la familia "incluye el Evangelio del matrimonio y de la vida", en una "familia formada y vivida cristianamente". Un Evangelio que se celebra en la eucaristía y se testimonia también "con la presencia pública expresada en esta magna asamblea de las familias cristianas". Una presencia bendecida incluso por el buen tiempo "en esta mañana de domingo del típico invierno madrileño, frío y soleado a la vez". Y el cardenal añadió: "El tiempo siempre está a favor nuestro".
El arzobispo de Madrid, además de congratularse por el sol madrileño, subrayó, una y otra vez, que el hombre no tiene futuro "si prescinde de la verdad del matrimonio y de la familia" y que a ésta no se la puede ignorar "si se quiere construir una sociedad libre, justa y solidaria".
Y "si se cuestiona o niega la verdad del matrimonio o de la familia", Rouco augura una sarta de males y de "consecuencias negativas". Por ejemplo, "se ciegan las fuentes de la vida con la práctica permisiva del aborto, se banaliza la eutanasia", proliferan los divorcios y "las relaciones sociales se hacen frías y distantes", mientras "la sociedad envejece y la crisis demográfica imparable amenaza y pone en peligro el futuro de nuestros marcos de vida y bienestar económico y social". Y el prelado extrajo la moraleja: "Esto es lo que está sucediendo".
Porque, estamos en un periodo de "verdadera ceguera histórica: de los pueblos y de sus mayorías culturalmente más influyentes". Y "los resultados son conocidos: ¡las crisis se convirtieron para muchos en dramas familiares y personales! ¡Devinieron pronto en verdaderas y graves crisis sociales de dificilísima solución!". Para poner freno a esas crisis, Rouco pide a los fieles que se movilicen, para que comience "a alumbrar la esperanza".
Conexión con Benedicto XVI
A las 12.00 horas, en las pantallas de la plaza de Colón apareció el Papa. Acogido con una atronadora ovación. Antes de rezar el ángelus, Benedicto XVI quiso saludar "con afecto a los numerosos pastores y fieles reunidos en la Plaza de Colón, de Madrid, para celebrar con gozo el valor del matrimonio y la familia bajo el lema: 'La familia cristiana, esperanza para Europa'". Y les pidió que sean "santuarios de fidelidad, respeto y comprensión".El Papa invitó a los presentes a "ser fuertes en el amor y a contemplar con humildad el Misterio de la Navidad, que continúa hablando al corazón y se convierte en escuela de vida familiar y fraterna".
Porque, según Su Santidad, "la mirada maternal de la Virgen María, la amorosa protección de San José y la dulce presencia del Niño Jesús son una imagen nítida de lo que ha de ser cada una de las familias cristianas, auténticos santuarios de fidelidad, respeto y comprensión, en los que también se transmite la fe, se fortalece la esperanza y se enardece la caridad".
Y concluyó alentando a todos “a vivir con renovado entusiasmo la vocación cristiana en el seno del hogar, como genuinos servidores del amor que acoge, acompaña y defiende la vida. Haced de vuestras casas un verdadero semillero de virtudes y un espacio sereno y luminoso de confianza, en el que guiados por la gracia de Dios se pueda sabiamente discernir la llamada del Señor, que sigue invitando a su seguimiento". Y en la plaza sonó un aplauso atronador, en medio de resonantes vivas al Papa.
'Fiesta reivindicativa'
Ataque o confrontación fueron palabras tabúes en la concentración de las familias católicas. Se sustituyeron casi siempre por "fiesta reivindicativa". Todos repiten que es un acto que "no va contra nadie", pero, al mismo tiempo, recuerdan, como el obispo organizador del evento, Juan Antonio Reig Pla, que "hay que permanecer y resistir, porque somos el patrimonio espiritual del país y representamos el máximo bien social".Según el presidente de la subcomisión de la familia de la conferencia episcopal, "la Iglesia que es pueblo necesita ser visibilizado y anunciar que el proyecto de Dios sobre la familia es posible y es bello. Por eso, no queremos callar y, sin entrar en confrontación, lo que queremos es gritar el gozo de nuestra fe, en un clamor que llegue al cielo". Porque "los pastores de la Iglesia nos sentimos orgullosos de vosotros, de vuestro testimonio público y del bien que hacéis a la sociedad", les dijo a los presentes en su saludo.
La 'ingeniería social' del Gobierno
En la misma línea, el eurodiputado del PP Jaime Mayor Oreja es más explícito aún y asegura que "en España, desde el Gobierno, en una tarea de ingeniería social radical, se intenta cambiar las conciencias de las personas". A su juicio, "la familia está siendo atacada y agredida en España" y, por eso, "hay que salir a la calle, no esconder las convicciones más profundas, sentirnos orgullosos de nuestros valores y, si otros defienden sus ideas, ¿por qué vamos a vivir nosotros con esos malditos complejos?".Pero la tónica dominante es halar de fiesta y en clave positiva. Como asegura, en directo, el sacerdote Javier Alonso, presentador de Popular TV, "esto es como el festival de Eurovisión de las familias". Y Kiko Argüello, el cofundador del Camino Neocatecumenal, uno de los máximos artífices e inspiradores del encuentro subraya: "No queremos atacar a nadie. Sólo queremos decir ánimo que Dios está con nosotros".
Denuncian ataques a la familia
La fiesta de las familias en Colón comenzó a las 10 de la mañana. Con cantos y con muchos testimonios. Primero, de los obispos europeos. Como el prelado francés de Avignon, que aseguraba que "la familia está siendo atacada en la mayoría de los países europeos". O el cardenal alemán Cordes, que decía que "vivimos en un ambiente secularizado que no quiere a Dios".También intervino el cardenal Ennio Antonelli, ministro de la Familia del Papa, para subrayar que "la cultura dominante alimenta una mentalidad destructiva". Y enumeró los agentes de destrucción: "Desde el laicismo hostil a la iglesia y al cristianismo, hasta el divorcio, el matrimonio homosexual, la secularización o el neoapaganismo". Todo ello, según el purpurado curial, "conduce a la crisis de la familia, que pone en peligro el futuro de la sociedad".
Menor afluencia que en años anteriores
Hubo menos gente que otros años y no se cumplieron las estimaciones de los organizadores, que habían anunciado medio millón de fieles.Entre ellos, muchos neocatecumenales, los seguidores de Kiko Argüello , que han copado la celebración. Por su asistencia numerosa (algunos hablan de 200.000 'kikos'), por su fervor contagioso y por sus familias numerosas de más de 10 hijos. Y por la estética neocatecumenal omnipresente en el altar. Y por la música, totalmente neocatecumenal, cantada, dirigida e interpretada por el propio Kiko Argüello, que estrenó en vivo y en directo, con una voz desgarrada, su canto, 'Paloma incorrupta', dedicado a la Virgen.
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/01/02/espana/1293960152.html
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