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sábado, 8 de diciembre de 2012

La felicidad conyugal es posible (si evitas estas cinco actitudes)

La felicidad conyugal es posible (si evitas estas cinco actitudes)HAY QUE CULTIVAR LA RELACIÓN DIARIAMENTE

La felicidad conyugal es posible (si evitas estas cinco actitudes)

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Las relaciones sentimentales no siempre son un camino llano, sino que durante la convivencia surgen inevitablemente los baches y conflictos. La felicidad conyugal no es posible si la relación no se cultiva y se cuida día a día. Existe una serie de patrones de comportamiento perjudiciales para los matrimonios, que es necesario identificar y reconocerse en ellos, en caso de que se estén adoptando inconscientemente. A continuación ofrecemos una recopilación de este tipo de actitudes para evitarlas en la medida de lo posible y lograr así una convivencia feliz y duradera o superar un mal momento sentimental por el que se esté pasando:
Justificar los malos modales o las actitudes destructivas
El respeto y el buen trato son imprescindibles en cualquier relación de confianza. Los enfados o las frustraciones personales no deberían expresarse con desdén y, mucho menos, utilizarlos como justificación de los malos modales, salidas de tono y ofensas. Cuando algo no va bien, o uno se siente cabreado, lo mejor es expresarlo, pero siempre de forma constructiva.
Es positivo tratar todas aquellas cuestiones que provoquen irritación o contrariedad, pero siempre de buenas formas y asumiendo que en estos hechos siempre suele haber una responsabilidad compartida en los dos miembros de la pareja. Alterarse o encerrarse en la defensa de una postura solo hará que las cosas empeoren. Cuando los problemas están demasiado enquistados y la comunicación no es productiva, puede que se necesite recurrir a la terapia de pareja para conseguir expresarse mejor.
Ignorar conscientemente los problemas
A corto plazo puede ser útil esquivar los pequeños conflictos, pero a la larga esta actitud solo provocará que se vaya generando una bola cada vez más grande hasta que sea insostenible y ya no haya posibilidad de reconciliación. Las relaciones matrimoniales o de pareja implican un compromiso alcanzado entre dos personas, por lo que es fundamental la lealtad y no esconder los puntos de vista respecto a lo que haga o deje de hacer el otro. Ir de cara puede ser incómodo y provoca ciertas situaciones de tensión, pero es la única forma de resolver y frenar los conflictos para que estos no se extiendan en el tiempo hasta volverse insostenibles.
Llevar siempre la iniciativa o delegar en todo momento
Todos los tipos de relaciones, ya sean sentimentales, de amistad o familiares, necesitan contar con un equilibrio entre las personas implicadas. No será beneficioso llevar siempre el timón de la relación ni delegar continuamente en la pareja. La igualdad a la hora de tomar decisiones, afrontar problemas o asumir unas determinadas funciones, es esencial para construir una relación justa y evitar los paternalismos que chocan directamente con el concepto de relación sentimental.
Negarse a ceder
La negociación constante es la base de una buena relación. Mantenerse firme en una postura, sin voluntad de ceder ni lo más mínimo al deseo del otro, es uno de los errores más frecuentes que llevan a las parejas al fracaso. Cada persona tiene su propia opinión sobre las cosas, y así deberá de ser. Por ello, hay que buscar puntos de encuentro, abrirse al diálogo y negociar una salida consensuada a los diferentes conflictos que inevitablemente irán surgiendo. Al convivir, los problemas de un miembro de la pareja acaban convirtiéndose en problemas compartidos por ambos. Por eso, la capacidad o no para lidiar y limar las diferencias será el mejor indicativo para saber si la relación tendrá futuro.
Echar las culpas al otro miembro de la pareja
Cuando la autocrítica desaparece y solo echamos las culpas al otro, la salud de la pareja corre serios peligros. Esta actitud implica normalmente una exigencia al otro para que cambie su comportamiento, pero en realidad se pierde la perspectiva de que una relación es cosa de dos y de que ambos tienen su parte de responsabilidad a la hora de solucionar sus problemas. El respeto, la atención, el reparto de las cargas familiares o del hogar son principios infranqueables que deberían caracterizar a cualquier pareja.
En definitiva, si se siente identificado con alguno de los errores comunes de las parejas anteriormente descritos, lo más recomendable es reflexionar sobre ello, asumirlo e ir modificando poco a poco la actitud. La práctica hace el hábito, y seguro que trabajando en común se alcanzan puntos de consenso beneficiosos para la felicidad conyugal de ambos miembros de la pareja.
http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2012/12/07/la-felicidad-conyugal-es-posible-si-evitas-estas-cinco-actitudes-109697/

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