Mujeres, en mandos policiacos ante temor de hombres al narco
Enclavado en el Valle del Mezquital, en Tlaxcoapan, con casi 30 mil habitantes, ningún varón quiso ser jefe de la policía tras el ataque que sufrieron el 3 de julio de 2010 los mandos de seguridad de Actopan, luego de ser emboscados por un grupo armando.
Cada uno de los 25 policías es responsable de velar por la seguridad de mil 200 habitantes, cuando la media recomendada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) es de un oficial por cada 357 personas.
Vecina de un municipio que apenas en enero vivió un atentado con coche-bomba en contra de mandos policiales, una mujer destaca por su valentía. Se trata de Denya Díaz Cerón, una madre soltera de 34 años, quien en noviembre pasado asumió las riendas de la Policía en Tlaxcoapan.
Otro ejemplo de gallardía femenina está a 100 kilómetros de este municipio, en Mineral del Chico, donde la jefa de la Policía es Anayeli Altamirano Hernández, de 27 años.
Ambas tienen la responsabilidad de enfrentar a la delincuencia que en los últimos meses ha aumentado.
En entrevista, Díaz Cerón recordó cuando llegó a la Secretaría de Seguridad Pública Municipal como regidora, y cómo se interesó en la seguridad.
“Esta oportunidad se me da a través de dos años de incorporación a la policía, de subir al mando, y es obvio que tienes que asumirlo con responsabilidad, porque las situaciones son críticas. No es el caso del municipio aún, pero nosotros en Tlaxcoapan no estamos exentos de una situación así.
“Yo, desde años atrás, quería trabajar en la policía, pero mi familia no me dejaba. Tengo un hijo de 17 años que se preocupa mucho, pero yo le digo que tenemos que trabajar, porque tenemos que salir adelante. Le digo que no se preocupe, que él le eche ganas a la escuela y yo tengo que trabajar para poderle dar la escuela”.
Pese a que Tlaxcoapan es limítrofe con Tula, donde se registró el atentado con coche-bomba que mató al comandante Víctor Peña, Díaz Cerón dijo que en su municipio no hay amenazas.
En tanto, a 100 kilómetros de este lugar, Altamirano Hernández es la jefa de la seguridad pública de uno de los municipios con mayor presencia de zetas en la entidad. Abogada de profesión, a Anayeli nunca le interesó ejercer. Desde pequeña siempre quiso ser policía y cuando egresó de la universidad, hace cuatro años, se trazó la meta de dirigir a los agentes en estrategias contra la inseguridad. (Notimex)
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