Cibersoledad
Tao Lin publica «Richard Yates», escrita a partir de conversaciones en internet
La red, en principio, entre sus múltiples utilidades, debía ayudar a interconectar gente, aumentar las posibilidades de conocer nuevas personas y mitigar el sentimiento de soledad y aislamiento que envuelve la vida moderna. Tao Lin, neoyorquino del 83, ciberenganchado a cualquier aspecto de lo virtual, catador de MDMA y otros asuntillos, misántropo, abogado de una cultura del tedio y comparado, con ese entusiasmo y precipitación que suele caracterizar a la crítica estadounidense, con escritores del perfil de Douglas Coupland y Bret Easton Ellis, ha desembarcado en España con su «Richard Yates», la historia de una relación entre una adolescente de 16 años y un joven de veintitantos, en el que resulta demasiado sencillo distinguir los rasgos biográficos del autor. La narración, salvo contados párrafos descriptivos, es una conversación continua por teléfono o por chat entre los protagonistas, que siempre usan nombres falsos para comunicarse (Haley Joel Osment y Dakota Fanning, ambos tomados de actores promesa). Una historia de amor que no es para nada «Romeo y Julieta», y que, si pretendía subrayar las ventajas del ciberespacio, lo único que resalta es todo lo contrario: la incapacidad de la tecnología para, por sí sola, solventar los problemas más fundamentales del hombre. Parece que, con internet o sin él, la humanidad no ha superado a esos viejos enemigos con los que se ha batido en la literatura y el arte, y que ha ido arrastrando durante siglos sin vencerlos: soledad, insatisfacción, hastío, fracaso, alienación, frustración, enajenación. La sombra de esta nueva era, la de internet, nació ajena a estas sensaciones. Si Tao Lin ha intentado retratar a su generación, desde luego, no la ha dejado en buen lugar. Es una juventud vacía, harta, erosionada por los excesos verbales del chat, que habla del suicidio y sufre trastornos alimenticios. Esperemos que sólo sea una novela.
http://www.larazon.es/noticia/7606-cibersoledad
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