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lunes, 27 de mayo de 2013

La patente del coronavirus saudí entorpece su control

La patente del coronavirus saudí entorpece su control
En junio de 2012, el doctor Ali Mohamed Zaki estudiaba a un paciente en Arabia Saudí con un raro virus respiratorio. Incapaz de identificar el virus con los medios a su disposición en su país, Zaki pidió ayuda y envió muestras al eminente virólogo holandés Ron Fouchier, que no sólo identificó un nuevo coronavirus desconocido hasta la fecha sino que secuenció y patentó parte de la información obtenida. Un año después, con 22 muertos repartidos por la propia Arabia y otros países, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha admitido su preocupación por los retrasos que este lío legal está causando.

En el transcurso de la 66ª Asamblea Mundial de la OMS que estos días se celebra en Ginebra (Suiza), la directora general, Margaret Chan, ha sido tajante al dirigirse a los países miembros: "Ustedes son las autoridades nacionales, ustedes son el jefe; díganselo a sus científicos. No vamos a permitir que ningún proceso de propiedad intelectual se interponga en el camino de la salud pública".

La controversia se centra en el Centro Médico Erasmus, en Rotterdam (Holanda), donde Fouchier dispone de muestras del nuevo coronavirus (bautizado como MERS, siglas en inglés de 'síndrome respiratorio de Oriente medio'). Según él mismo explicó a 'Nature News', cualquier laboratorio del mundo que desee recibir muestras debe firmar un acuerdo comercial de intercambio. "No hay ninguna restricción al uso del coronavirus para investigación", ha dicho Fouchier a la agencia AP, "[el documento] sólo establece límites a la explotación comercial de la información por parte de terceras partes". Fouchier fue uno de los científicos en trabajar con cepas mutadas de H5N1, 'censuradas' por EEUU.

Acuerdo legal de intercambio

El problema, según ha admitido la OMS, es que dicho acuerdo legal al que se ven obligados otros laboratorios que deseen muestras del coronavirus saudí está retrasando la lucha contra esta infección de origen desconocida. El nuevo virus ha afectado ya a 44 pacientes en siete países (Reino Unido, Jordania, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Francia, Túnez y la propia Arabia Saudí). Sin tratamiento por el momento, el patógeno tiene una alta tasa de mortalidad (50%); en la actualidad, además de Fouchier, otros laboratorios de Canadá, Alemania y Reino Unido también disponen de muestras.

"Tras identificar el virus desarrollamos un test diagnóstico en colaboración con varios laboratorios internacionales", argumenta Fouchier, "no hemos denegado el acceso a las muestras a ningún laboratorio con las instalaciones adecuadas para manejarlas con seguridad".

Aunque no se nieguen al envío, el máximo responsable del Laboratorio Nacional de Microbiología de Canadá, Frank Plummer, sí ha criticado en la prensa de su país que todos los acuerdos legales que hay que firmar con el laboratorio holandés "y todas las negociaciones con sus abogados retrasan un poco las cosas (...). Tampoco podemos distribuir el virus a otros laboratorios que desearían investigar con él". Y pone como ejemplo contrario a China, que envía sin problema muestras del H7N9 a quien lo solicita.

Preguntado sobre el comportamiento de Ron Fouchier, Keiji Fukuda, responsable de la OMS, no ha querido entrar a valorar: "Si tienes una casa en llamas, lo primero que intentas es apagar el fuego. En eso es en lo que estamos ahora. Después ya veremos".

Indignación en Arabia

La voz que más enérgica se ha mostrado estos días en Ginebra es la del gobierno de Arabia Saudí (donde se ha registrado el mayor número de infectados hasta la fecha). Su ministro de Sanidad, Ziad Memish, ha declarado al diario 'The Telegraph' que las muestras originales del coronavirus fueron sacadas del país sin permiso. De hecho, el doctor Zaki pagó con su empleo la decisión de enviárselas a Fouchier, aunque defiende lo que hizo. "Sin ello, las autoridades saudíes no habrían alertado de la existencia de este nuevo virus tan pronto y hubiesen retrasado la divulgación de esta información hasta la finalización de la fiesta anual del hajj [en octubre]", ha declarado a 'Nature'. "Le hice un favor a la humanidad, estoy contento de haberlo hecho".

La disputa sobre este coronavirus saudí recuerda a la que ya protagonizó Indonesia en 2005, cuando se negó a compartir con los laboratorios de la OMS muestras del virus H5N1. En aquella ocasión, las autoridades del país argumentaban que si alguna compañía patentase una vacuna contra la enfermedad, el país no podría permitirse pagarla.

La OMS tardó varios años en perfilar un acuerdo internacional que obligaba a los estados a compartir muestras de virus gripales para evitar que conflictos de este tipo influyesen en el control de posibles pandemias. Sin embargo, lo ocurrido con el coronavirus de Oriente medio ha vuelto a demostrar que a nivel internacional sigue sin estar resuelta esta cuestión: ¿a quién pertenecen los virus? ¿Puede un laboratorio patentar información al respecto? ¿Tienen derecho los investigadores a no compartir datos con otros colegas? ¿Qué reglas deben regir a nivel internacional a la hora de compartir este tipo de muestras entre países?

Mientras esas respuestas llegan, Margaret Chan ha concluido su participación en Ginebra con una llamada de atención: "Compartan sus muestras con los centros colaboradores de la OMS, no de manera bilateral", instó a los presentes.
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2013/05/24/noticias/1369411630.html

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