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martes, 18 de septiembre de 2012

Salman Rushdie transmutado EL PAÍS te avanza en primicia el primer capítulo de las esperadas memorias de Salman Rushdie: Joseph Anton.

Salman Rushdie transmutado EL PAÍS te avanza en primicia el primer capítulo de las esperadas memorias de Salman Rushdie: Joseph Anton.

Memorias del tiempo de la fatua (Mondadori). Hoy es el lanzamiento mundial del libroA Salman Rushdie no le atrajo nunca la idea de ser un cautivo. Pero lo fue. De una manera extraña. Víctima de un odio furibundo a causa de una condena poco acorde con los tiempos pero que se repite y se repite en los últimos tiempos. De Rushdie a Theo Van Gogh, el cineasta asesinado por la ira de un devoto de Mahoma y ahora a La inocencia de los musulmanes, la mecha que ha prendido una película a todas luces absurda, la batalla contra la intolerancia cobró un día sentido en un hombre que tras escribir su novela Versos satánicos se vio obligado a vivir escondido. Debía burlar, saltando de casa en casa, la fatua lanzada por Jomeini en 1989, en la que se instaba a cualquier musulmán a matarlo si se lo encontraba a su paso. Aunque el gobierno de Irán ya no lo persigue, fanáticos islamistas lo buscan aún.
 La memoria de aquel tiempo y más, la íntima, la vital, la feliz y la traumática, queda contada por el escritor nacido en Bombay hace 65 años en Joseph Anton. Memorias del tiempo de la fatua (Mondadori), que sale hoy a la venta en todo el mundo. Y EL PAÍS Y Papeles perdidos te avanzan en primicia el comienzo del libro. Aquí puedes leer el primer capítulo: Un contrato fáustico a la inversa. Este domingo, El País Semanal, publicará una entrevista con el escritor británico de origen indio.
 Tuvo sus ventajas aquella experiencia. Entre la depresión y la introspección, entre el temor y el convencimiento de que emprendía una batalla necesaria, Rushdie se convirtió en un símbolo y un enigma. En el hombre mejor protegido –junto a la reina y el primer ministro- del Reino Unido y también en una piedra en el zapato para los gobiernos occidentales que se movían entre la tibieza y la espera a ver qué hacían otros para actuar.
 En medio de todo, Rushdie quiso ser Conrad y Chéjov. Por eso eligió los nombres de pila de ambos para el pseudónimo que le pidieron utilizar en clave. Unas memorias esperadas y que se han guardado con todo secreto hasta hoy, la fecha de su lanzamiento internacional.
 En el libro, Rushdie también habla de su infancia y su traslado a un colegio de Inglaterra; de sus años universitarios en Cambridge; de las tensas relaciones con su padre alcohólico; de los problemas vividos a través de sus cuatro divorcios, de la relación con su primogénito cuando se le dictó la fatua y de la permanente sensación de extranjero en que vive.
 PUEDES LEER AQUÍ EL PRIMER CAPÍTULO DE JOSEPH ANTON: Un contrato fáustico a la inversa.
 Las memorias empiezan así:
 "Cuando era niño, su padre le contaba, a la hora de acostarse, los grandes y prodigiosos cuentos de Oriente; se los contaba y recontaba y recreaba y reinventaba a su manera: los relatos de Scherezade en Las mil y una noches, relatos contados contra la muerte que demostraban la capacidad de los relatos para civilizar e imponerse incluso a los tiranos más mortíferos; y las fábulas de animales del Panchatantra; y las maravillas que se vertían como una cascada del Kathasaritsagara, el «Océano de las Corrientes de Historias», el inmenso lago de historias creado en Cachemira, donde habían nacido sus antepasados, y los cuentos de poderosos héroes reunidos en el Hamzanama y las Aventuras de Hatim Tai (esto fue también una película, cuyos muchos aderezos respecto a los cuentos originales fueron añadidos y aumentados en aquellas renarraciones a la hora de acostarse). Crecer inmerso en estas narraciones fue aprender dos lecciones inolvidables: primero, que los relatos no eran verdad (no había genios «reales» en botellas ni alfombras voladoras ni lámparas maravillosas), pero, sin ser verdad, lo llevaban a sentir y conocer verdades que la verdad no podía revelarle..."

http://blogs.elpais.com/papeles-perdidos/2012/09/salman-rushdie-transmutado.html

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