Viviendas con 'taras' Se vende escena del crimen
Es un producto inmobiliario con tara, quizá el más difícil de colocar aunque también el más abierto al regateo. Todo depende de la capacidad del futuro inquilino para conciliar el sueño sin que supersticiones y fantasmas afloren durante la noche, para pasar por alto el hecho de que el nuevo hogar fue un día escenario del crimen.
Stéphanie no pertenece, desde luego, a esa categoría de residentes capaces de hacer oídos sordos a las voces de los difuntos. "Por la noche nos volvemos paranoicos cuando oímos ruidos. Nos levantamos y nos aseguramos de que todo esta cerrado", asegura esta francesa que desde hace meses convive con los fantasmas de una pareja que fue asesinada en la casa que acaba de comprar.
"Entendimos por qué la gente se paraba en la puerta de casa"
En la Villa Saint Jean fueron masacrados (87 navajazos) dos ancianos de 76 años en enero de 2010. "Entendimos por qué la gente se paraba en la puerta de casa y miraban con curiosidad. Les chocaba que nos hubiéramos instalado allí", relata la propietaria al diario Le Journal du Dimanche su martirio cotidiano.
Desconocía que se estaba instalando con su hijo recién nacido en la escena del crimen, aunque un vecino se encargó de explicárselo. Entonces Stéphanie comprendió el significado de aquellas pequeñas marcas de adhesivo rojo en el suelo.
'Supe donde los mataron'
"Fue como supe donde habían sido asesinados, en la cocina y en la entrada", lamenta la inquilina al citado diario. Asegura que de haberlo sabido, "hubiera pedido una rebaja», incluso habría descartado la compra de una casa que, a primera vista, la cautivó y por la que pagó 159.000 euros en Pont Sainte-Maxence (Oise).
Como en el caso de la villa Saint Jean, la comercialización de estos escenarios del crimen es mucho más delicada que en el caso de las casas sin ese tipo de cargas. Cuando ocurre alguna masacre, las familias de las víctimas deciden poner los hogares en venta, aunque según explican en la agencia Meilleursagents, estos productos se devalúan, sufren la correspondiente 'depreciación criminal'.
Hace poco que se puso en venta la vivienda que fue escenario de uno de los peores crímenes ocurrido en Francia en los últimos años. En el hotel particular del boulevard Schuman, en Nantes, al norte del país, una mujer y sus cuatro hijos fueron masacrados en abril de 2011. El padre de los niños, Xavier Dupont de Ligonnès, es sospechoso del asesinato, aunque aún no ha sido condenado.
Curiosidad morbosa
Desde que fue puesta en venta la casa el pasado mes de febrero, numerosos "curiosos han llamado. Esperan hacer buen negocio", confiesa Yann Pollès, consejero de la agencia inmobiliaria encargada de comercializar el inmueble. Sin embargo, ninguno ha pujado realmente para intentar hacerse con ella.
La familia asesinada vivía de alquiler en la casa, cuyos dueños solo han podido ponerla a la venta meses después del crimen, cuando el juez lo estimó oportuno. Según un experto inmobiliario de la zona, esta propiedad ya se ha devaluado entre el 20% y el 50%.
Al principio con un valor estimado en 400.000 euros, ahora sus propietarios tendrán suerte si la venden a 280.000 euros, explica el periódico Le Figaro. Las agencias inmobiliarias se las apañan como pueden para vender estas casas. Algunas confiesan el suceso a los futuros propietarios. Otras con menos sentido de la ética hacen caso omiso, conscientes de que el rastro criminal es siempre un factor que obliga a una rebaja en el precio de salida.
En 2003 un matrimonio y sus tres hijos fueron asesinados en su chalet ubicado en Grand Bernand (Haute Savoie). El llamado 'chalet del horror' se vendió finalmente en 2009 en subasta por 315.000 euros. Se colocó por la mitad del valor del inmueble, estimado en 825.000 euros, a una pareja de belgas sin miedo a los fantasmas.
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/08/28/suvivienda/1346139023.html
“Dios es amor mejor con humor” trata de acercar El Antiguo Testamento a todos. La dosis de humor intenta facilitar la comprensión del Libro Santo. Siempre con respeto y con matices didácticos nunca pierde la parte espiritual y sensible de un conjunto de textos tan antiguos como actuales. Para traernos a un Dios que sigue con nosotros. Que nos perdona a pesar de las torpezas y debilidad del hombre. Que sigue con el pueblo elegido. Porque los elegidos somos los que nos dejamos elegir.
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