Muere el actor Carlos Larrañaga a los 75 años
El actor barcelonés Carlos Larrañaga ha muerto la tarde del jueves en un centro sanitario de Málaga a los 75 años a consecuencia de las complicaciones por la «descompensación cardiaca» por la que tuvo que ser ingresado la pasada semana, han confirmado fuentes hospitalarias.
El actor, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, había sido ingresado el 20 de agosto en el hospital Xanit Internacional de Benalmádena (Málaga), el mismo en el que fue operado el 9 de enero de un tumor en las vías urinarias y del que tuvo que ser intervenido en una segunda ocasión.
Larrañaga, uno de los grandes galanes españoles del cine y del teatro, también estuvo ingresado entre finales de marzo y mayo pasado en la clínica Premium de Estepona (Málaga).
Galán completo
Desde su debut con 4 años en la película «Alma de Dios», Carlos Larrañaga fue el galán completo, no sólo por su potente atractivo y fotogenia sino porque desplegó su talento en todos los medios, en los que hizo de malo y de bueno, de duque y de siervo, de hijo y de abuelo, pero siempre, siempre, seductor.
Hijo de actores (Pedro Larrañaga y María Fernanda Ladrón de Guevara), hermano (Amparo Rivelles), padre -Luis y Amparo-, suegro (Maribel Verdú), pareja (María Luisa Merlo, Ana Diosdado, Ana Escribano), Larrañaga fue en sus 75 años de vida un conquistador vocacional, adorado por el público desde que puso «ojitos» en su primer filme.
Conquistador
Con una lista de «ligues» casi tan larga como la de sus trabajos en teatro, televisión y cine, decía que cuando era joven gustaba a las mujeres y fastidiaba a los hombres pero que con la edad ya "solo" les resultaba «atractivo» a las señoras y simpático a los maridos.
Eso le hacía «gracia» porque, presumía, había sabido envejecer «con inteligencia y sentido del humor» pero detestaba que se conociesen sus «flaquezas». «Yo ya no jodo, molesto», decía riéndose de sí mismo.
Sufrió un accidente cerebro vascular y en enero de este año debió ser intervenido de un tumor en las vías urinarias en el Hospital Internacional Xanit de Benalmádena (Málaga). En marzo recibió el alta y a finales de ese mes fue trasladado para continuar la recuperación de las complicaciones respiratorias que le habían surgido a la clínica Premium de Estepona (Málaga).
Cine y televisión
De su filmografía, más de 70 películas, guardaba un recuerdo especial de «El extraño viaje», con Fernando Fernán Gómez, y de «Las Verdes Praderas», con Alfredo Landa, por la que obtuvieron el premio a mejores actores del Círculo de los Escritores Cinematográficos, que se volvieron a llevar con «Luz de domingo», y fueron finalistas a un Goya.Pero si algo le hizo popular, y muy querido, fue la serie «Farmacia de Guardia», aunque la más importante para él fue «Los gozos y las sombras» a pesar de su «odioso» papel porque, como le gustaba recordar, en un momento que no existían aún las televisiones privadas, tuvo una audiencia de unos 14 millones de personas.
Teatro
Con el teatro tenía una relación desigual en los últimos años porque tras «Sin rencor» (2001), un proyecto, según él mismo decía «fallido» que le había quitado las ganas de subirse de nuevo a las tablas, regresó, en 2005 con «Un hombre de Central Park», una comedia a su medida.
«Necesito estar muy ilusionado para estar en el escenario», decía el actor, cansado de «viajar mucho» y de su «disciplina y servidumbre» y con muchas ganas de «empadronarse en los sitios» para disfrutar de su hija Paula.
Su último papel en el cine lo protagonizó a principios e 2010, cuando rodó «Los muertos no se tocan, nene», con guión de Rafael Azcona, donde daba vida a un médico de provincia, uno de esos papeles que bordaba con una retranca e ironía que le hacían inconfundible.
http://www.abc.es/20120830/cultura-teatros/abci-muere-carlos-larranaga-201208302146.html
“Dios es amor mejor con humor” trata de acercar El Antiguo Testamento a todos. La dosis de humor intenta facilitar la comprensión del Libro Santo. Siempre con respeto y con matices didácticos nunca pierde la parte espiritual y sensible de un conjunto de textos tan antiguos como actuales. Para traernos a un Dios que sigue con nosotros. Que nos perdona a pesar de las torpezas y debilidad del hombre. Que sigue con el pueblo elegido. Porque los elegidos somos los que nos dejamos elegir.
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