¿Dónde está la ayuda internacional?
Después del temblor de tierra que dejó más de 220.000 muertos y 300.000 heridos, ONG y agencias humanitarias de la ONU que llevaban mucho tiempo en el país reaccionaron rápido para atender la situación de emergencia. Otras muchas organizaciones llegaron después a instalarse en la que ya se conocía como ‘república de las ONG’. La comunidad internacional se volcó con la catástrofe. El dinero comenzó a llegar a Haití. Al principio fue para atender el caos inicial. La falta de coordinación no impidió que esta primera fase que implicaba atender las necesidades inmediatas de los haitianos saliera bien. Este trabajo salvó muchas vidas, realojó en tiendas de campaña a un millón y medio de personas que se habían quedado sin hogar y atendió las necesidades básicas de la mayoría de los afectados por el seísmo.
La labor de las ONG no ha cesado y las muestras extraordinarias de solidaridad tampoco. Manos Unidas, por ejemplo, destinó su premio Príncipe de Asturias de la Cooperación al país caribeño. «A raíz del terremoto redoblamos esfuerzos para atender a nuestros socios locales. Recibíamos muchas peticiones de ayuda, la sociedad española estaba muy sensibilizada con Haití y pensamos que sería un gesto especial de solidaridad», explica Myriam García Abrisqueta, presidenta de la organización.
Naciones Unidas solicitó ayuda y fueron muchos los países –España entre ellos con 346 millones de euros- que se comprometieron a dar un empujón económico a Haití para que pudiera iniciar la reconstrucción. Pero, según las estimaciones de la propia organización, de los 4.600 millones de dólares (más de 3.623 millones de euros) prometidos por las naciones donantes en 2010 y 2011, sólo se ha entregado un 43%.
Son muchas las organizaciones que han denunciado el retraso de la respuesta económica, entre ella Intermón Oxfam que considera que «a pesar de la lentitud de la reconstrucción, es esta una oportunidad para que la élite política y económica haga frente a la pobreza crónica y desigualdad que ha asolado al país durante décadas. Haití debe ir hacia delante no hacia atrás».
El presidente de Haití, Michel Martelly, reconoció hace unos meses que gran parte de la ayuda recibida se había utilizado mal. El líder haitiano desconoce en qué se ha invertido la mayor parte de los millones que han entrado en Haití. Aunque ese desconocimiento podría venir de los problemas que ha tenido para asumir el control del país. A finales de 2010, la nación caribeña celebraba la primera ronda de sus elecciones presidenciales que finalizarían con la victoria del cantante en abril de 2011. Durante todos esos meses, entre acusaciones de fraude electoral y agresiones contra los candidatos, los haitianos esperaban la llegada de un nuevo Ejecutivo que se hiciera cargo de gestionar parte de esa ayuda internacional. Hasta casi medio año después de haber ganado los comicios, Martelly no pudo formar gobierno por los vetos de la oposición en el Parlamento.
Pese al lento movimiento del Estado, el pueblo mantiene la esperanza. «Me causó un gran impacto Haití, me pareció una situación terrible, de pobreza generalizada, pero junto a lo dramático de la situación vi personas llenas de ganas de trabajar, cargadas de esperanza, que lo que necesitan es acompañamiento y fondos para sacar adelante a sus familias y a su país», asegura la presidenta de Manos Unidas.
Transformar la dura realidad de los haitianos se ha convertido en el objetivo diario de muchas ONG. Por eso, organizaciones como Manos Unidas prefieren resaltar esos grandes triunfos personales que actúan como un motor para seguir luchando. Como el caso de Gastón, un joven camionero que perdió la dos piernas y a su familia en el terremoto, y que ahora «camina ya hacia una vida nueva» con las prótesis Juntos Mejor. Porque como dice la ONG, «no todo en Haití es pobreza y desolación».
http://www.elmundo.es/america/2012/01/11/noticias/1326312168.html
La labor de las ONG no ha cesado y las muestras extraordinarias de solidaridad tampoco. Manos Unidas, por ejemplo, destinó su premio Príncipe de Asturias de la Cooperación al país caribeño. «A raíz del terremoto redoblamos esfuerzos para atender a nuestros socios locales. Recibíamos muchas peticiones de ayuda, la sociedad española estaba muy sensibilizada con Haití y pensamos que sería un gesto especial de solidaridad», explica Myriam García Abrisqueta, presidenta de la organización.
Las élites políticas
Los haitianos confirman que la ayuda de muchas pequeñas y grandes ONG está llegando. Pero rehacer Haití de nuevo es una misión que debe venir gestionada desde arriba. Para poder despegar, requiere del apoyo de la comunidad internacional para reforzar la capacidad del Gobierno haitiano, cuyo 70% de su presupuesto depende de la ayuda al desarrollo.Naciones Unidas solicitó ayuda y fueron muchos los países –España entre ellos con 346 millones de euros- que se comprometieron a dar un empujón económico a Haití para que pudiera iniciar la reconstrucción. Pero, según las estimaciones de la propia organización, de los 4.600 millones de dólares (más de 3.623 millones de euros) prometidos por las naciones donantes en 2010 y 2011, sólo se ha entregado un 43%.
Son muchas las organizaciones que han denunciado el retraso de la respuesta económica, entre ella Intermón Oxfam que considera que «a pesar de la lentitud de la reconstrucción, es esta una oportunidad para que la élite política y económica haga frente a la pobreza crónica y desigualdad que ha asolado al país durante décadas. Haití debe ir hacia delante no hacia atrás».
El presidente de Haití, Michel Martelly, reconoció hace unos meses que gran parte de la ayuda recibida se había utilizado mal. El líder haitiano desconoce en qué se ha invertido la mayor parte de los millones que han entrado en Haití. Aunque ese desconocimiento podría venir de los problemas que ha tenido para asumir el control del país. A finales de 2010, la nación caribeña celebraba la primera ronda de sus elecciones presidenciales que finalizarían con la victoria del cantante en abril de 2011. Durante todos esos meses, entre acusaciones de fraude electoral y agresiones contra los candidatos, los haitianos esperaban la llegada de un nuevo Ejecutivo que se hiciera cargo de gestionar parte de esa ayuda internacional. Hasta casi medio año después de haber ganado los comicios, Martelly no pudo formar gobierno por los vetos de la oposición en el Parlamento.
Una vida nueva
Hace unos días, el primer ministro, Garry Conille, aseguraba en una rueda de prensa que 2012 será el año de la reconstrucción y de la recuperación económica del país. Prometió que este «año será de oportunidades y desafíos para el Gobierno que pondrá en marcha la construcción de una veintena de edificios para reubicar a las cientos de miles de personas que siguen viviendo en tiendas de campaña". Tal y como solicitan algunas ONG, para que estos trabajos finalizaran con éxito debería crearse un órgano de coordinación nacional para organizar la financiación y los proyectos de reconstrucción, ahora que el mandato de la Comisión Interina de Reconstrucción de Haití, liderada por el ex presidente de EEUU Bill Clinton, ha expirado.Pese al lento movimiento del Estado, el pueblo mantiene la esperanza. «Me causó un gran impacto Haití, me pareció una situación terrible, de pobreza generalizada, pero junto a lo dramático de la situación vi personas llenas de ganas de trabajar, cargadas de esperanza, que lo que necesitan es acompañamiento y fondos para sacar adelante a sus familias y a su país», asegura la presidenta de Manos Unidas.
Transformar la dura realidad de los haitianos se ha convertido en el objetivo diario de muchas ONG. Por eso, organizaciones como Manos Unidas prefieren resaltar esos grandes triunfos personales que actúan como un motor para seguir luchando. Como el caso de Gastón, un joven camionero que perdió la dos piernas y a su familia en el terremoto, y que ahora «camina ya hacia una vida nueva» con las prótesis Juntos Mejor. Porque como dice la ONG, «no todo en Haití es pobreza y desolación».
http://www.elmundo.es/america/2012/01/11/noticias/1326312168.html
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