La muerte en una nueva vida
Miles de españoles llevan este martes flores a los cementerios en recuerdo a sus seres más queridos. Los que sean religiosos, cumplirán así con las directrices que el Papa Francisco I hacía la semana pasada respecto a cómo conservar las cenizas de los difuntos, prohibiendo que éstas se esparciesen en la naturaleza o se guardasen en casa. Según el pontífice, los restos incinerados deben mantenerse en un lugar sagrado. Sin embargo, los cementerios, ataúdes y lápidas e incluso la incineración tradicional ya no son, ni mucho menos, la única opción a la hora de despedirse de este mundo.Cada vez son más las compañías que se dedican -o que proveen a empresas mortuorias con esos servicios- a facilitar un sepelio verde y 100% biodegradable. Desde utilizar tejidos y ataúdes que se descompongan por completo a dar paso a una nueva vida tras la muerte convirtiéndose en árbol.
Un proyecto de fin de carrera en 1997, que apenas tuvo éxito, sería el embrión años después de la empresa barcelonesa Bios, que comenzó a comercializar la Urna Bios hace tres años y que, según sostienen sus creadores, pretende "descubrir el sentido de la vida, después de la vida".
Esta singular urna funeraria -cuyo coste es de 145 dólares, unos 132 euros- incluye una semilla de la que brotará el tipo de árbol que el cliente elija en recuerdo a un ser querido. Se trata de una especie de cartón, en forma de cono, que en la parte superior contiene sustrato y una semilla de árbol, y en la parte inferior el espacio que albergará las cenizas.
Antes de enterrar la urna, es necesario mezclar los restos humanos con un poco de tierra del lugar donde se desea que crezca el árbol. Tras la plantación en tierra fértil, se riega y los componentes facilitarán de forma natural el proceso de germinación de la semilla.
Un árbol compuesto por cenizas
La forma está determinada por la función. Gracias a su estructura, la urna Bios mantiene a la semilla separada de los restos incinerados. El árbol crece en la parte superior, hasta que éste empieza a degradarse - todos los materiales que componen la urna son biodegradables-. Después, tanto la urna como su contenido se transforman en tierra fertilizante para el crecimiento del árbol. Y de este modo, se genera el árbol compuesto por las cenizas.Bios es una empresa situada en la ciudad condal que desde su creación ha pasado de dos a ocho trabajadores y distribuye sus productos directamente e indirectamente -a distintas funerarias- en toda Europa, EEUU -su principal mercado-, Canadá, México, Brasil, Argentina, Uruguay, Colombia, Australia, Nueva Zelanda, China y Japón. Según relata a EL MUNDO Roger Moliné, cofundador de Bios, hace tres días superaron las 80.000 unidades vendidas.
¿Cuál es el perfil de las personas que optan por convertirse en un árbol tras su muerte? Según Moliné, la franja de edad es muy amplia pues tienen clientes de entre 30 y 80 años. Los más jovenes, añade, suelen adquirir el producto por mera curiosidad y para darlo a conocer entre sus conocidos.
"Nuestros clientes generalmente suelen realizar una especie de ritual en la montaña donde plantan la urna y más tarde se marchan y dejan que la naturaleza siga su curso. Sin embargo hay otros casos, sobre todo entre los que tienen jardín o un espacio abierto, en los que los familiares prefieren plantar la urna en una maceta grande para poder ver cómo crece el árbol", matiza Moliné.
Bios Incube: la urna inteligente
Tras comprobar que muchos de sus clientes preferían tener a sus familiares o personas allegadas más cerca decidieron lanzar una campaña de micromecenazgo -en la que consiguieron 80.000 euros- para financiar laBios Incube(urna incubadora, en inglés). Se trata de una especie de maceta inteligente, equipada con sensores e irrigación automatizada que permite monitorear la urna para que la planta se desarrolle de forma óptima y controlada en contacto con los restos incinerados. La urna saldrá a la venta a principios de 2017 y su coste rondará los 300-400 euros, según la empresa.Asimismo, este sistema tecnológico se conecta mediante wifi a una app que informa de como va creciendo el árbol, ofrece consejos para mantenerlo y además, alerta sobre las condiciones del clima para el óptimo cuidado de la planta.
Los creadores sugieren plantar especies nativas de árboles para que se desarrollen de acuerdo a las condiciones ambientales y posteriormente, trasplantarlo a un bosque, aunque si el cliente lo desea, la urna puede alojar un árbol durante varios años.
Cápsulas de almidón bajo los árboles
No obstante, no es necesario convertirse en cenizas para irse de este mundo de una forma ecológica. La empresa italiana Capsula Mundi ha creado una alternativa verde en la que, por un lado, salvan la vida de un árbol y por el otro plantan otra vida.La idea de los italianos es proveer a las personas de un cortejo verde, al crear una especie de bosques memoriales, donde las personas son enterradas en cápsulas -construidas con materiales biodegradables fabricados a partir de almidón de patatas y maíz- que se colocan bajo los árboles.
El proceso es muy sencillo. Una vez que la persona muere, es colocada dentro de esa cápsula con forma de huevo. El recipiente será luego enterrado tal y como se plantaría una semilla. Después, un árbol es plantado sobre la cápsula, y una vez que varios recipientes y árboles sean plantados, se comenzaría a formar el "bosque memorial".
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