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lunes, 16 de febrero de 2015

50 SOMBRAS DE GREY El erotismo visto desde la pornografia

Si es que le matan a uno la ilusión

  • Narcis Bosch, autor de 35 películas pornográficas y los teóricos del 'asunto' Elisa Victoria y José Confuso, explican qué es lo que falla en películas como '50 sombras de Grey'.

Volverán banderas de cuero que tú bordaste rojo ayer, me hallará la muerte si me espera. Decíamos hace nada que el erotismo había desaparecido del cine porque para qué, si, total, ya está la pornografía que cada vez es menos marginal, cada vez es más accesible, ya hay ocasiones en las que ni siquiera es machista y tal y cual y Erika Lust y Sasha Grey, así que quién necesita ahora un último tango, unas nueve semanas y media, qué posibilidad hay de sorprenderse porque Jessica Lange y Jack Nicholson se tiren nosedónde y, qué fuerte, había harina en la mesa. ¿Cuál fue la última película 'de alto voltaje erótico', que se decía antes, que vimos en un multicine?, nos preguntábamos el otro día. Si nos lo preguntásemos hoy, es posible que la respuesta sea '50 sombras de Grey', ayer mismo. Un millón de espectadores pasó por los cines de España en el fin de semana de su debut. Otra cosa es que muchos de ellos salieran de la sala con cara de que ni sí ni no, o más bien no.
Así que, ¿qué pasa con el erotismo? ¿Ya no existe? ¿Existe pero no dice nada, no excita, no da ganas? ¿Nos han matado la ilusión? Al otro lado de la cama, contestan el cineasta Narcís Bosch (35 películas pornográficas dirigidas y 16 guiones escritos en su currículo), el escritor José Confuso y la 'antóloga' Elisa Victoria, autora del 'listín' 'Porn and pains'
Elisa habla la primera: "El erotismo convencional me dice muchas cosas, no me resulta ajeno. En primer lugar me suele divertir cómo está presentado por lo pintoresco, por lo entrañable. Es un reflejo valioso de los anhelos y frustraciones de cada tiempo y lugar. Pero bueno, yo tengo mucho estómago, también soy capaz de tragarme varios capítulos seguidos de una telenovela, por ejemplo. Me resulta fácil suspirar por mis semejantes. Si la pregunta viene referida a la capacidad de estos productos para despertar mis propias cosquillitas de emoción, eso ya es otro cantar".
La escritora sevillana no ha visto '50 sombras de Grey' porque se ha ido a vivir a un pueblo en nosequé sierra remotísisma, a dos horas del cine más cercano. Pero no le falta interés: "Tengo curiosidad por verla, ¿eh? Con un saco de palomitas. Y luego sal de frutas para aguantar el tirón". José Confuso también se había propuesto acercarse al cine esta semana pero, al final aplazó sus planes para otro día, puede que le diera pereza o que tuviera lío. De todas formas, tampoco parece que espere gran cosa. Narcís Bosch, en cambio, sí que ha visto '50 sombras de Grey' y la resume con una bonita frase: "Esto es como visitar una ciudad sin bajarse del autobús turístico".
¿Sus reproches? La nadería del guión, lo planos que son los personajes, sobre todo el señor Grey, la ausencia de sorpresas. En resumen: tenemos a un cineasta pornográfico que se lleva las manos a la cabeza por la falta de interés psicológico de una película convencional. "La historia es la de siempre, la del depredador y la víctima. Todas las historias del porno son iguales pero cualquier película erótica normal también es así. Aquí la víctima es un poco sosa, no dice gran cosa, pero eso lo puedo tolerar. Lo que no puede ser es que el depredador sea plano, que no averigüemos nada de él a lo largo de la película".
Y en ese momento, Bosch empieza a hablar de la película de su vida, 'Nueve semanas y media'. "Piense en todo el juego de miraditas de Mickey Rourke. El tipo podría ser lo que sea, pero en cada una de esas miradas decía cosas increíbles. O la escena aquella en la que citaba a Kim Basinger, todos esperábamos que se metieran en la cama y fuera la bomba. Pero Kim Basinger llegaba y él estaba con una prostituta y no sabías si pensar '¡qué hijo de puta!' o '¿qué le pasa a este chico?'".
A Bosch, por cierto, sí que siente que el erotismo en el cine normal, "el 'soft'", como él lo llama, puede ser encantador y sugerente. "Pero es que a mí me puede resultar excitante un simple personaje. Había guiones que me llegaban, veía cómo estaba planteado el personaje del 'jefe' de la manada y ya me sentía excitado sin que hubiera empezado la descripción sexual".
José Confuso, autor de un famoso y no del todo recatado blog sobre la belleza masculina y sus posibilidades, es más escéptico con la posibilidad de que un 'blockbuster' como '50 sombras' pueda ser verdaderamente sexy: "El principal problema del cine pensado para un público mayoritario es que está muy preocupado por no ofender. Se habla de erotismo, se integran algunas prácticas menos convencionales -si es que, a estas alturas, atar a alguien a la cama con fines sexuales es algo novedoso-, pero todo en un grado muy superfluo, que cree curiosidad pero que no haga que los padres se manifiesten en la puerta del cine para salvar la inocencia de sus hijos adolescentes. Si lo que buscamos es verdadero erotismo, hay que acudir a otros productos más 'underground' que muestren el sexo con más naturalidad, que apelen a la excitación sin tantas florituras. Y en esto, desgraciadamente, hemos ido a peor. Mientras que ahora tenemos 'Cincuenta sombras de Grey', hace 40 años teníamos 'Emmanuelle'. ¡40! Y la carga erótica de una y otra no es comparable...".

Buenas intenciones

¿Y sabrían decir qué es lo que separa la pornografía que es sugerente de la que es una bobada y no dice nada o, directamente, de la que les irrita? Y una pregunta más: ¿Es la misma frontera que separa lo bueno de lo malo en el cine o la literatura convencional? Elisa Victoria es la primera en contestar: "Esta clase de juicio es muy difícil de establecer porque aquí se mezcla la moral con la estética. A veces la estética es atractiva pero la intención es oscura. Yo soy consciente de que consumo pornografía que podría considerarse fea y dañina. Creo que la única pornografía no dañina en absoluto es la 'amateur' o al menos la que ha sido grabada por gusto, porque a un grupo de gente le ha apetecido exhibir sus prácticas. Más allá, los límites son un lío. Hay actores que parecen contentos y eso resulta encantador, pero nunca puedes conocer del todo lo que está pasando. Me vuelvo bastante loca dándole vueltas a estos temas, las respuestas tampoco están a mi alcance.
"Extendiendo ese criterio tan elemental al cine o la literatura supongo que se concluye que lo único correcto es lo que a un autor le sale del corazón. Cuando un artista sólo busca impactar el resultado es dudoso, se intuye algo poco fiable detrás. Huele a negocio, y el arte no debe sostenerse sobre ese concepto. Por el contrario, si el autor lo que hace es abrirse las tripas y enseñarse a sí mismo, siempre hay algo provechoso, algo que puede calar al público. Hay películas de Cronenberg, Almodóvar o Zulueta llenas de cutrerío y excesos que sin embargo te dejan retorcido por su veracidad. Si la estética no acompaña, parte del mensaje se puede perder por el camino, pero la fuerza atraviesa la precariedad de medios. En dirección contraria esto no funciona. Una superproducción sin alma es flipante de ver pero nunca te va a revolver el estómago. Podemos hablar aquí de erotismo, de miedos, de contrariedad, de entusiasmo, de lo que sea que concierna al ser humano que se expone. Sus obsesiones palpitan por sí mismas, las sexuales también, y eso las convierte en poderosas. Son capaces de alterar el orden de tus propias ideas e influirte. De ponerte cachondo con su coherencia, con su sinceridad. Lo demás sólo es carne de 'merchandising'".
El siguiente en hablar es José Confuso: "Puede haber muchos factores, pero, posiblemente, que se note que estamos viendo una ficción suele ser la clave. Si los actores están más preocupados en dar bien en cámara y evitar mostrar más de lo que han estipulado por contrato, se rompe la fantasía y la escena acaba siendo más tediosa que otra cosa. Esto nos pasa por poner la atención en el desnudo de tal actor o tal actriz, que al final, ni es desnudo, ni es, en muchos casos, su cuerpo, en lugar del punto de vista del espectador. En el caso de las películas pornográficas los derroteros van por otros lados. Sabemos a lo que vamos y tenemos claro lo que queremos. Dependiendo de los gustos de cada uno, nos excitará más un cuerpo perfecto, una escena parecida a la realidad o una fantasía de esas que no nos vemos con valor de protagonizar. Una película pornográfica excesivamente artificial puede cumplir su objetivo sin demasiado problema".
Y, a estas alturas, las palabras realidad y realismo piden el centro de la pista. En '50 sombras' todo parece un poco caricaturizable: mucha sobreproducción, mucha dirección de fotografía, no mucho naturalismo. Pero eso mismo podría decirse de 'Nueve semanas y media', con sus solos de saxofón y sus 'striptease' a contraluz que, a lo mejor, si los viésemos hoy, nos darían un poco de risa.
-¿Ha visto 'Nueve semanas y media' en los últimos años?- pregunta Narcís Bosch.
-De adulto creo que no, me parece que sólo la vi de adolescente, y tampoco recuerdo mucho de la trama.
-Pues véala, ya verá qué sorpresa se lleva.
Pero, después, Bosch reconoce que el erotismo de hace 20, 30 años, "era una cosa más de opereta" y que, a menudo, es más excitante entrar en un foro de internet en el que los usuarios relaten su vida (lo más probable es que mientan, pero hay un lecho de verosimilitud) que la película pornográfica más suntuosa.
"Bueno, las modas van así, cambian todo el tiempo y no te enteras de casi nada", explica Elisa Victoria. "El gonzo va a saco pero eso no significa que refleje naturalidad, es sólo que ofrece una ilusión muy controlada tratando de aproximarse al espectador. Es verdad que la teatralidad del porno noventero era muy ridícula, pero también tenía su encanto, la he acabado echando de menos, era simpática. Los guiones aún existen pero se basan en otras pautas. A cualquier cosa le llaman hoy naturalidad. Sigue estando todo forzadísimo, hay planos secuencia extremadamente coreografiados, con mucho mérito actoral. El porno fino que se lleva ahora tampoco cumple a mis ojos lo que promete".
"En cualquier caso las modas me suelen interesar siempre. Se puede aprender de 'Nueve semanas y media' e incluso de la saga 'Crepúsculo'. Estas películas grandes me ayudan a empatizar con el entorno. Pero vamos, que sí, que todo lo relacionado con '50 sombras de Grey' tiene una pinta muy deshonesta. Decir simplemente que su rollo es anticuado es insultar a la gente del pasado".
Y termina José Confuso: "Los espectadores de ahora no somos tan inocentes como los de la década de los 80. Hemos visto mucho, hemos aprendido mucho y ya no se nos contenta tan fácilmente. De la misma forma que los efectos especiales de las películas tienen que ser impresionantes para que nos satisfagan, las escenas eróticas también. Ya no nos vale cualquier cosa, queremos más y mejor. Y puede que esta evolución sea la causante de encontrarnos con productos como 'Cincuenta sombras de Grey', donde se nos vende el sexo como extremo, pero, a la vez, es limpio, aséptico y perfectamente controlado. Tal vez la sociedad se ha cansado de 'lo natural', atiendo al éxito de la película, y quiere que el cine le ofrezca una visión mejorada del sexo. Pero, ¿eso es erotismo? Para mí, desde luego, no".
 
 http://www.elmundo.es/cultura/2015/02/16/54e1b0ed22601dc8748b4574.html
 

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