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viernes, 1 de abril de 2011

CLARIN DIARIO ARGENTINO

 
 
 
 
«Clarín», el diario de mayor circulación en Argentina, ha publicado este lunes la portada en blanco. El mensaje para sus lectores es sencillo: fundido en negro para la libertad de expresión. O, en palabras de su director, Ricardo Kirschbaum, “simboliza el silencio forzado, la censura impuesta por otros caminos y una metáfora sobre en qué se puede convertir el periodismo si continúan restringiendo los espacios de libertad”.
El matutino fue víctima el día anterior de un piquete que impidió su distribución. La empresa, editora también del periódico deportivo “Olé”, denunció la presencia de piqueteros afines al sindicalista Hugo Moyano, líder de la poderosas CGT y titular del Partido Justicialista (PJ) en la provincia de Buenos Aires. Moyano comparte espacio peronista con la presidente Cristina Kirchner.
El acoso a Clarín se produjo en simultáneo con otro al periódico La Nación, pero los manifestantes de éste se retiraron de su sede a tiempo para que pudiera distribuirse. Clarín estuvo acordonado por espacio de doce horas –hasta el mediodía del domingo- por sujetos que se declaraban, como en el caso de su inmediato competidor, ex empleados del periódico y, supuestamente, reclamaban deudas pendientes. Ambos matutinos negaron taxativamente mantener conflictos gremiales.
«Clarín» ha soportado últimamente media docena de intentonas para impedir que su edición impresa saliera a la calle. Un juez ordenó que se garantizara la libre circulación del matutino que denuncia la ausencia de intervención policial en los hechos de ayer. En su editorial de este lunes «Clarín» considera lo sucedido “una lesión a la democracia” y una nueva presión “para que no se hable de la corrupción”. También La Nación publica un comentario en similares términos y responsabiliza de lo sucedido al Gobierno, “tan responsable cuando le provoca un daño a la libertad de prensa y de expresión como cuando no hace nada para impedir que otros la dañen”.
Los sucesos, inéditos desde que Argentina recuperase la democracia (1986), fueron condenados por todo el arco opositor así como por la Sip (Sociedad Interamericana de Prensa) y otras entidades periodísticas. El Gobierno, que hasta ahora no se había pronunciado, lo hizo através del ministro de Trabajo, Carlos Tomada, que insistió, pese a la negativa de ambas empresas, en que se trataba “de un conflicto laboral de larga data”.

Críticos con Kirchner

«Clarín» y «La Nación» son vistos como el enemigo por el Gobierno que presidente Cristina Fernández de Kirchner y por el anterior que presidió su difunto esposo, Néstor Kirchner. En vida del ex presidente eran frecuentes las intervenciones públicas del matrimonio para criticar a ambos periódicos con los que mantiene un frente abierto por Papel Prensa, una fábrica de papel de periódicos de la que son socios con el Estado.
La inquina con el grupo «Clarín» es especialmente virulenta en la actual Administración. La sede del diario llego a ser objeto del desembarcó televisado de decenas de inspectores de la Afip (equivalente a Hacienda en España) pero la documentación estaba en regla. Asimismo, sufrió el cerco en cinco ocasiones anteriores por grupos afines al Gobierno y multitud de calles de Buenos Aires estuvieron empapeladas con carteles ofensivos para los medios del grupo

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