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domingo, 5 de febrero de 2012

En Marruecos hay trabajo; en España libertad'

Mahmoud y un compañero de piso, que comparten con otros 18 subsaharianos. | J. G. HinchadoEn Marruecos hay trabajo; en España libertad'
Desde la terraza, en un día despejado, se ve perfectamente el Estrecho y el perfil de la costa de Tarifa. Lo observan ocho hombres, ninguno mayor de 35 años, todos nacidos en Senegal y que ocupan una de las habitaciones del piso. Uno está lavando su ropa en un cubo y otro se cocina un tentempié. No pueden hacerlo dentro porque no hay espacio y alguna persona está durmiendo. Viven 20 personas repartidas en tres habitaciones. Hace no mucho tiempo, la perspectiva del Estrecho resultaba tentadora, pero ahora, quizás no tanto.
"En Marruecos hay trabajo, en España libertad" sentencia Mahmoud. "Y la libertad es lo más importante del mundo", aclara. Sus compañeros sonríen, pero el continúa. Explica que ha intentado cruzar dos veces y las dos ha sido detenido por la Guardia Costera marroquí. Cuando eso ocurre y el inmigrante no tiene papeles, las autoridades lo llevan hasta Oujda, en la frontera con Argelia, en pleno desierto del Sáhara, y lo dejan allí.
"Te están esperando varios marroquíes para quitarte lo que lleves encima: el móvil, la cartera, el dinero… A la policía que te deja allí le da igual. Y luego tienes que volver andando, atravesando el desierto, varios kilómetros, hasta que llegas a la ciudad otra vez. Yo soy un hombre joven y puedo aguantar, pero llevan mujeres, ancianos, y los abandonan igual". Luego, añade: "me da igual las veces que me pase, seguiré intentando pasar a España".

La vida en Tánger

Por eso, y porque en ciudades del norte de Marruecos como Tánger ya es menos complicado encontrar trabajo que en España, muchos de los amigos o compañeros de piso de Mahmoud prefieren continuar allí. "Hay muchas dificultades, para que te hagan los papeles, para conseguir el carnet de conducir, que es fundamental, o para que un empresario marroquí te haga un contrato", explica, "pero desde España ya está volviendo alguna gente".
"El problema en Marruecos no es el trabajo, sino la forma de vida"
Mahmoud continúa su relato. Con él camina Arouna, también senegalés y que ha estado dos veces en España, aunque ahora es de lo pocos privilegiados que presume de un contrato en Tánger. Hace las veces de intérprete y traductor para Armid, una de las ONG de Tánger, casi la única, que ayuda a los inmigrantes subsaharianos con los problemas legales que encuentran al llegar a Marruecos, ya que habla español, inglés y francés con fluidez. En nuestro país trabajó, sobre todo, de albañil.
Desde el barrio de la antigua Plaza de Toros –de infausto recuero en tanto que en 2005 sirvió de improvisado campo de concentración para 'sin papeles'– y Arouna realizan el camino de muchos de sus conocidos hasta la zona del Puerto antiguo y la Medina de Tánger. Son varios kilómetros de atravesar la ciudad nueva, con barrios en expansión y luego un paseo marítimo plagado de discoteca. "Muchos chicos de Senegal o Nigeria trabajan allí vendiendo CDs o gafas de sol. Donde ha habido más trabajo era en el Tánger Med (el puerto nuevo, situado en las afueras), pero era con los problemas de siempre: nada de contrato, o te echaban para meter a un marroquí".
"El problema no es el trabajo", protesta, "el problema es la forma de vida. La gente de Nigeria, por ejemplo, cree que los de Senegal nos adaptamos más fácil porque somos musulmanes, pero en nuestro país si quieres ir a la mezquita vas y si no, no, y aquí no es así. O, por ejemplo, si yo hablo con una chica marroquí, cualquier hombre que me vea me insulta y me dice que la deje, aunque ni la conozca. Eso en España no pasa". Arouna, que si que ha vivido en nuestro país, se ríe.

La ayuda de las ONG

Inmaculada es una de las religiosas españolas que colabora con Armid. En la sede en el barrio de la Plaza de Toros atiende, con ayuda de Arouna y del abogado marroquí que colabora con ellos, a diez o doce personas: "los ayudamos con la visa y el acceso a la medicina. Tienen los mismos derechos que un marroquí, pero es muy mínimo porque aquí el Estado del Bienestar no existe. Para los alquileres tienen menos problemas". Parte de su labor es también de advertencia: "los engañan para cruzar, o les dicen que pasen a Ceuta, donde el arraigo no cuentan. Intentamos evitar las estafas".
"Le prometieron llevarlo a España para hacer una prueba para ser futbolista profesional. Le han estafado 5.000 euros"
En la sede de Armid se encuentra Giamy, de Costa de Marfil y algo mayor que la media de los presentes. Llegó a Marruecos con su mujer y sus dos hijos para huir de la guerra civil de su país, y al poco tiempo se quedó viudo y al cargo de los dos niños, de los que uno está enfermo. Si no fuese por asociaciones como Armid probablemente no habría podido conseguir las medicinas que necesita para los pequeños, porque el acceso a las recetas o a la atención médica es imposible para un sin papeles.
No puede evitar indignarse mientras explica su historia. "Lo he contado muchas veces, vienen los periodistas, apuntan, nos hacen fotos, y no cambia nada, ¿de qué sirve?". Con todo, durante unos días Giamy ha acogido en su casa a Omar, otro joven senegalés que se ha encontrado en Tánger con una mano delante de otra: le prometieron llegar hasta España para hacer una prueba para ser futbolista profesional y le han estafado 5.000 euros. Arouna lo llevó hasta Armid y ahora el debe decidir si se queda, intenta pasar a España o vuelve a Senegal.
Entre los reunidos en Armid destaca también la alegría de Abdou, al que acaban de entregar el carnet de conducir marroquí. Ahora tendrá contrato como conductor de una furgoneta, haciendo entregas. "Hace unos meses me habría pensado intentar pasar a España, pero ahora que ya empiezo a ganar dinero y puedo enviar a mi familia en Senegal, ¿por qué arriesgarme?".

http://www.elmundo.es/elmundo/2012/02/02/solidaridad/1328183412.html

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