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martes, 14 de enero de 2014

Dos profesoras confirman que la niña fue a clase “drogada” y “como sonámbula” “Mi madre me quiere matar”, dijo la niña en julio a sus profesoras

Dos profesoras confirman que la niña fue a clase “drogada” y “como sonámbula”    “Mi madre me quiere matar”, dijo la niña en julio a sus profesoras


El cuerpo de Asunta, la niña de 12 años asesinada presuntamente por sus padres en un chalé próximo a Santiago el 21 de septiembre, no estaba visible en la pista forestal de Teo donde fue depositado aquella noche. Al menos, esto fue lo que defendió ante el juez Vázquez Taín una testigo que aseguró haber pasado por el camino de tierra “tres veces” mientras daba un paseo con su marido bajo la luna llena, en una noche luminosa del fin del verano.
La versión de esta vecina del municipio limítrofe con el de Santiago abunda en la idea que ella misma contó en otra ocasión al magistrado y que transmitió en los primeros días de las pesquisas otro residente del lugar, un hombre que habita en una casa situada en la propia pista, a pocos metros del pino bajo el que fue abandonado el cadáver de la cría. Después de cruzar por delante del borde del camino, un talud ligeramente elevado con respecto a la pista de tierra que incluso facilitaría la visión del cuerpo, ninguna de estas personas vio nada en absoluto. El cuerpo fue hallado a primera hora de la madrugada por otros dos hombres que acababan de salir de uno de los dos prostíbulos próximos.

Durante el primer mes de investigación, la Policía Judicial hizo pruebas de visibilidad en aquel lugar, a las mismas horas, colocando incluso una sábana blanca que recreaba el cuerpo de Asunta, porque no se explicaba cómo alguien había podido caminar por allí sin verlo. Según informa Europa Press, la acusación particular, que ejerce la Asociación Clara Campoamor, defendió a la salida de las declaraciones de ayer en los juzgados de Santiago que aunque la mujer no viese el cadáver “eso no quiere decir que no estuviese”.

También acudieron a prestar testimonio las dos profesoras de música de Asunta que en su día habían relatado ya a José Antonio Vázquez Taín cómo la niña no pudo dar clase el 9 de julio porque no se tenía en pie. Las docentes confirmaron que el padre de la menor, Alfonso Basterra, llevó a la niña “drogada”, con aspecto de estar sedada, “mareada” y “como sonámbula”.

El abogado defensor de Rosario Porto, madre de Asunta, José Luis Gutiérrez Aranguren, explicó que, efectivamente, las profesoras aseguraron haber visto a la niña “adormecida”, aunque esquivó las preguntas sobre el asunto con el argumento de que este episodio corresponde a “defensas que no tiene encomendadas”. Sobre la declaración de una de las maestras, Aranguren sí estuvo interesado en destacar que la docente calificó de “fantástica” la relación existente entre Rosario Porto y su hija. “Todo aquello que se estaba especulando de una mala relación queda totalmente descalificado”, sentenció el penalista de A Coruña.

El aquella ocasión en que la menor no fue capaz de participar en la clase y tuvo que permanecer tumbada, las profesoras alertaron al padre. Basterra era siempre quien llevaba y recogía a la niña de sus múltiples actividades extraescolares. Y quedaron tranquilas, después de la jornada, porque el ahora imputado por asesinato les dijo que la cría tenía alergia y tomaba un tratamiento fuerte para aplacarla. Tras la muerte de la pequeña, la pediatra aseguró al juez que Asunta era una niña completamente sana. Actualmente, Basterra se ha convertido en el centro de las indagaciones.


http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/01/14/galicia/1389705642_384465.html

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