¿Por qué no se podría?
B.L. Porque la dicotomía clásica entre genes y ambiente es demasiado simple. En el desarrollo de un ser vivo, influye otro factor que hasta ahora no se ha tenido en cuenta.
¿Qué factor?
B.L. La suerte, el azar... Lo que llamamos procesos estocásticos.
¿La ruleta de la vida?
A.B. Algo así, pero hay un matiz. Los procesos estocásticos son puro azar para usted o para mí, a nivel individual. Pero a nivel de población tienen un sentido, por eso se han mantenido a lo largo de la evolución.
¿Qué sentido tienen?
A.B. Para los seres unicelulares, que no tienen reproducción sexual, los procesos estocásticos les dan variedad. El azar es el motor de la evolución.
Pero nosotros tenemos más de una célula y reproducción sexual.
B.L. Es cierto, pero también estamos sometidos a procesos estocásticos. Por ejemplo, entre dos personas que heredan una misma mutación genética, a veces una enferma y la otra no. Comprender por qué fue el objetivo de nuestra investigación.
¿Lo investigaron con el objetivo de comprender mejor las enfermedades humanas?
B.L. Nuestro objetivo es comprender cómo funciona la genética. Si comprendemos esto, después podremos pensar en posibles aplicaciones médicas.
¿Hacer esta investigación ha cambiado su visión de la evolución?
B.L. Mucha gente piensa que los genes determinan la capacidad de supervivencia de un ser vivo. Nuestra investigación muestra que los genes influyen en la probabilidad de que algo ocurra, pero por lo general no determinan con certeza que vaya a ocurrir.
¿Habrá que aprender a convivir con la incertidumbre?
A.B. Pienso que algunas personas prefieren esta incertidumbre al determinismo genético. Además, los procesos estocásticos descalifican muchas de las ideas que infunden temor de la ciencia ficción.
¿Por ejemplo?
A.B. Los ejércitos de clones, el mundo feliz de Aldous Huxley...
¿Comprender la importancia del azar en el genoma cambiará la manera de hacer medicina?
B.L. La consecuencia más importante es que, aunque se secuencie el genoma completo de una persona, no podremos predecir con garantías si va a desarrollar una enfermedad determinada, que era la gran promesa de la medicina predictiva personalizada.
A.B. Pero comprender el papel del azar en nuestras células aportará avances médicos. Aunque no podamos controlar la estocasticidad, sí podemos medirla. A partir del genoma podremos indicar probabilidades, aunque no certezas. Eso mejorará las predicciones para cada paciente.
El azar también tiene un papel decisivo en el origen del cáncer.
B.L. Este es otro aspecto del trabajo que hacemos en nuestro laboratorio. Hay unas proteínas llamadas chaperonas que hacen que una célula o un organismo sea más o menos vulnerable a las mutaciones estocásticas. Creemos que se podría proteger a las personas de las mutaciones aumentando los niveles de chaperonas. Y, al revés, reducir los niveles de chaperonas en una célula cancerosa podría destruirla.
¿Existen fármacos que actúen sobre las chaperonas?
Son experimentales. Pero ya hay ensayos clínicos en curso.
http://www.lavanguardia.com/vanguardia-de-la-ciencia/20120219/54256279448/azar-motor-evolucion.html
B.L. Porque la dicotomía clásica entre genes y ambiente es demasiado simple. En el desarrollo de un ser vivo, influye otro factor que hasta ahora no se ha tenido en cuenta.
¿Qué factor?
B.L. La suerte, el azar... Lo que llamamos procesos estocásticos.
¿La ruleta de la vida?
A.B. Algo así, pero hay un matiz. Los procesos estocásticos son puro azar para usted o para mí, a nivel individual. Pero a nivel de población tienen un sentido, por eso se han mantenido a lo largo de la evolución.
¿Qué sentido tienen?
A.B. Para los seres unicelulares, que no tienen reproducción sexual, los procesos estocásticos les dan variedad. El azar es el motor de la evolución.
Pero nosotros tenemos más de una célula y reproducción sexual.
B.L. Es cierto, pero también estamos sometidos a procesos estocásticos. Por ejemplo, entre dos personas que heredan una misma mutación genética, a veces una enferma y la otra no. Comprender por qué fue el objetivo de nuestra investigación.
¿Lo investigaron con el objetivo de comprender mejor las enfermedades humanas?
B.L. Nuestro objetivo es comprender cómo funciona la genética. Si comprendemos esto, después podremos pensar en posibles aplicaciones médicas.
¿Hacer esta investigación ha cambiado su visión de la evolución?
B.L. Mucha gente piensa que los genes determinan la capacidad de supervivencia de un ser vivo. Nuestra investigación muestra que los genes influyen en la probabilidad de que algo ocurra, pero por lo general no determinan con certeza que vaya a ocurrir.
¿Habrá que aprender a convivir con la incertidumbre?
A.B. Pienso que algunas personas prefieren esta incertidumbre al determinismo genético. Además, los procesos estocásticos descalifican muchas de las ideas que infunden temor de la ciencia ficción.
¿Por ejemplo?
A.B. Los ejércitos de clones, el mundo feliz de Aldous Huxley...
¿Comprender la importancia del azar en el genoma cambiará la manera de hacer medicina?
B.L. La consecuencia más importante es que, aunque se secuencie el genoma completo de una persona, no podremos predecir con garantías si va a desarrollar una enfermedad determinada, que era la gran promesa de la medicina predictiva personalizada.
A.B. Pero comprender el papel del azar en nuestras células aportará avances médicos. Aunque no podamos controlar la estocasticidad, sí podemos medirla. A partir del genoma podremos indicar probabilidades, aunque no certezas. Eso mejorará las predicciones para cada paciente.
El azar también tiene un papel decisivo en el origen del cáncer.
B.L. Este es otro aspecto del trabajo que hacemos en nuestro laboratorio. Hay unas proteínas llamadas chaperonas que hacen que una célula o un organismo sea más o menos vulnerable a las mutaciones estocásticas. Creemos que se podría proteger a las personas de las mutaciones aumentando los niveles de chaperonas. Y, al revés, reducir los niveles de chaperonas en una célula cancerosa podría destruirla.
¿Existen fármacos que actúen sobre las chaperonas?
Son experimentales. Pero ya hay ensayos clínicos en curso.
http://www.lavanguardia.com/vanguardia-de-la-ciencia/20120219/54256279448/azar-motor-evolucion.html
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