DIOS ES AMOR, MEJOR CON HUMOR

lunes, 17 de septiembre de 2012

Probando penes falsos

Probando penes falsos
Normalmente, cuando quiero hacer realidad una fantasía sexual no me faltan candidatos. Sin embargo, cuando ésta consistió en probar el pegging, curiosamente, no encontré ningún hombre dispuesto a participar.
No obstante, yo, tozuda, no caí en el desánimo. Sentía curiosidad por el sexo con arnés; siempre me había intrigado por el mero hecho de poder escoger el tamaño, la textura, el diseño, etcétera, y lo más importante es que siempre el pene está duro. "Deben ser fantásticos", pensaba... Incluso me intrigaba usar uno con otra mujer, aunque en ese caso se trataría de una dinámica distinta, ya que no solo lo llevaría yo, sino que ¡también lo recibiría!
 
Por suerte, tengo una amiga que comparte mi curiosidad y decidimos probar uno juntas. Nos íbamos a ver durante la boda de otra amiga común en Londres y, naturalmente, pensábamos aprovechar la ocasión para probar penes falsos. Por fin.
Al hacer el check-in en el hotel, me sentí confundida cuando la recepcionista nos informó que “nuestros paquetes habían llegado”, antes de entregarnos cuatro cajas. Mi amiga me sonrió y me di cuenta de que se trataba de los arneses... Los había pedido por Internet para hacer la entrega en el hotel directamente... y así ir directas al grano. La garantía de una estancia inolvidable.
Sabía que mi amiga también era curiosa, como dije, pero, ¡no esperaba probar cuatro la primera vez! Sentí ansiedad porque los paquetes parecían bastante grandes. Luego, esa noche, en la habitación, descubrí que venían en tres tamaños, grande, enorme e imposible.
Uno era como un vibrador rabbit con esas orejitas que tanto me gustan. Otro, realista, de color carne, bien completo, hasta con venas. Otro era transparente y eyaculaba después de llenar sus 'testículos' con lubricante y el último se trataba de un arnés doble.

Pusimos una toalla mojada debajo de la puerta, antes de atacar el mini-bar y fumar. ¡Montamos una auténtica fiesta privada! Hablamos sobre nuestra amiga, la novia que se casaba el día siguiente y se iba a comprometer a un solo pene para toda la vida cuando nosotras ¡teníamos cuatro para entretenernos la noche entera antes de la ceremonia!

Cuando llegó el gran momento de la prueba, nos turnamos a la hora de llevar los arneses. Cuando yo recibía, era consciente de que sentía todo el placer y al principio costaba mucho encontrar una postura cómoda para las dos. En cambio, cuando lo llevaba yo, no sentí nada placentero, solo incomodidad por las correas. En este momento me di cuenta de cuanto esfuerzo supone el acto sexual para un hombre. No sé como lo hacen, pero me alegro mucho de que así sea, sinceramente.
No hace falta decir que resultó una noche increíble, pero a las seis de la mañana el encargado del hotel estaba golpeando la puerta de nuestra habitación. Mi amiga desnuda corrió a agarrar la toalla bajo la puerta, pero ya era demasiado tarde, él ya había abierto. Y entró si mas. No me preguntén por qué y qué es lo que imaginaba encontrarse. Yo me escondí bajo las sábanas y esperaba que no ocurriera nada serio. Desafortunadamente, no todo el mundo lo había pasado tan bien como nosotras. Al parecer mantuvimos despiertos a la mitad del hotel con nuestros gemidos. Se habían recibido varias quejas, dijo.
Las pruebas de nuestra party de penes falsos eran evidentes, ya que todos estaban a la vista. El encargado no sabía hacia donde mirar y se mostró incómodo seguramente al darse cuenta de que había sido un tremendo error abrir la puerta sin avisar.
Tuve de nuevo oportunidad de llevar un arnés durante esta sesión de fotos. Fue extraño vestirlo sin “usarlo”. Nunca había entendido la envidia del pene hasta ese momento. Me encantaba sentir como se movía y como me rozaba el muslo a cada paso. Lo más extraño fue el momento de saludar a una amiga de la fotógrafa, ya que mientras le daba dos besos tuve que ir con cuidado de que no se rozase con mi "miembro". Curiosamente, no me sentí masculina en absoluto. Tener un pene me hacía sentir femenina y poderosa, y volví a pensar en mi fantasía incumplida de pegging...
Sigo sin realizarla, pero por lo menos ahora me siento más preparada para cuando se presente la ocasión. Sin embargo, en cuanto a recibir penes falsos, por mucha variedad que haya, texturas, tamaños, funciones, etcétera, he llegado a la conclusión que ¡no hay nada, nada, nada como uno real!
http://blogs.elpais.com/eros/2012/09/probando-penes-falsos.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario